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Mucho se ha escrito sobre la banalidad del mal y sobre cómo esta ola reaccionaria que suponen las derechas extremas se ha hecho fuerte gracias, principalmente, a que durante décadas hemos ido repitiendo de manera machacona el mantra de que si queremos prosperar y ser algo en la vida -sea esto lo que sea- los buenos sentimientos son una debilidad. Para ser un ganador hay que ser mala gente, hay que competir con todo el mundo hasta anularlos porque no hay compañeros, hay competidores. Una parte de la sociedad se ha creído toda esta propaganda malista hasta el punto de alardear públicamente de ser mala gente. Lejos quedan ya los tiempos en los que hacer un guiño al racismo, alegrarse del mal ajeno o esparcir odio contra otras personas en público estaba mal visto. Pero estamos en otra época, una vez perdido este pudor ético ya solo queda poner la alfombra roja para que se pasee por ella la podredumbre disfrazada de coartada política para más inri. Miremos por favor la absoluta y desvergonzada exhibición que están haciendo las élites políticas y económicas que gobiernan los EE.UU, el llamado país más poderoso de La Tierra que están demostrando ser unos auténticos patanes. La estupidez se ha adueñado de la esfera pública. La escenificación circense y las amenazas, el despliegue de mala educación, el racismo, la palabrería y la ignorancia ya no pasan factura a estos personajes metidos a políticos sin escrúpulos, al contrario, se han convertido en su principal baza electoral, en el fundamento de su éxito. Si alguna lección pudimos extraer provechosamente de la Historia reciente es que la ignorancia o el desprecio por la inteligencia ha sido, es uno de los alimentos favoritos del fascismo. Esta banalidad y jactancia de la estupidez es la que encarnan a la perfección el guerrero naranja y la cloaca que lo sostiene, vitorea y le besa el lugar donde la espalda pierde su nombre. Tienen un discurso que es una mezcla de naderías, de anticiencia, de racismo y teología neoliberal que ni siquiera es de cosecha propia. En tres meses, desde enero aquí han conseguido con cierta facilidad llevarnos a todos al borde del abismo, su país incluido. Otra recesión económica asoma la patita con la guerra de los aranceles que mucha gente no sabe que es una guerra de verdad, con sus muertos y todo ; una guerra travestida de épica nacionalista y de fascismo. Al mismo tiempo que esto sucede hay que seguir mostrando la cara B del proyecto que es cargarse todo lo que suene a derechos y libertades; se están cargando la libertad de expresión para acallar las escasas voces críticas; se atreven con deportaciones masivas que violan mandatos judiciales; están convirtiendo en un infierno la vida de las personas trans; están desmantelando lo poco que tenían de administración pública; se están burlando de los efectos de cambio climático…. Y todo esto lo están haciendo a las claras, a la vista del mundo entero y con alardes públicos y exhibiciones de mal gusto. La Biblia habla de que llegará el día en que despertemos y nos demos cuenta de que hemos caído bajo el embrujo de una panda de resentidos y mediocres sin una sola idea original en sus cabezas de chorlito. Solo cabe esperar que tras su paso no lo hayan arrasado todo o quemado todos los puentes y podamos resurgir de los escombros de lo que una vez fueron las democracias liberales que tanto les molestan. Porque si bien es verdad que nunca deberíamos menospreciar el poder de destrucción que tiene esta mezcla explosiva, tampoco debemos ignorar nuestra capacidad de volver a ponernos en pie y empezar de nuevo. La opinión del autor no coincide necesariamente con la de Latinpress.es. emonte7@hotmail.com Colaboración especial para LatinPress®

Cada día se habla más del autismo, para bien o para mal. Se habla más y se habla mal . Se habla más porque cada día hay más y se ven más autistas. Pero, desgraciadamente , se habla sin conocimiento de causa y con errores que revelan la no comprensión del autismo y dejan al descubierto la escasa sensibilidad y empatía social hacia un colectivo de seres humanos tan humanos como cualquiera que necesitan de la inclusión, no de la pena o la lástima. Eso sí, de boquilla metemos toda la retahíla de derechos ( desde los Humanos a los sociales , económicos o asistenciales), como siempre, haciendo de este tema una monserga más, un postureo más. Siempre ha habido personas autistas pero o no se les diagnosticaba o se diagnosticaba como una simple enfermedad mental y, por supuesto, no vivían incluidos en la sociedad sino , más bien recluidos. La ciencia todavía desconoce a qué es debido este aumento exponencial del autismo y no parece que se dediquen muchos recursos para investigarlo. Tampoco se sabe de las investigaciones acerca del origen o causa del trastorno. Tan sólo sabemos que año tras año aumenta porque lo vemos en nuestros colegios fundamentalmente. También lo vemos de cuando en cuando en la tele y, por desgracia, a propósito del bullyng del que son objeto, ranking que comparten con quienes presentan cualquier perfil discapacitante como por ejemplo el de estos días en un instituto a mano de cuatro estudiantes maltratando un compañero con discapacidad funcional; imágenes que nos dejan a todos indignados y perplejos de que seamos congéneres suyos. Estos más que sapiens son bestezuelas. El autismo es un trastorno neuronal, de conexión entre determinadas neuronas cerebrales que presentan algunas personas y eso lleva consigo una forma de ser y de estar, una especie de condición humana de inicio, con la que se nace y que puede generar una situación discapacitante y dificultades de comunicación y de relación social en la vida cotidiana. Los autistas que pueden hablar y demostrar de lo que son capaces suelen decir de ellos mismos que esta condición autista es parte irrenunciable de su identidad y consideran, a menudo con razón, que muchas de sus dificultades no dependen de ellos sino del del conjunto de la sociedad que les exige acomodarse a lo que la propia sociedad considera normal sin justificación alguna siendo como somos todos y todas diferentes. Desde luego, lo que está meridianamente claro es que el autismo no es una enfermedad y , por tanto, no tiene medicación ni curación. Que es para toda la vida y que no lo podemos “corregir” por mucho que insistamos. Es eso lo primero que hay que asumir tanto cuando convivimos con personas autistas, mayores o pequeños o, cuando los tenemos como compañeros de clase o de trabajo o de vecinos, que no estamos ante una persona que está malita sino ante una persona diferente y con capacidades funcionales diferenciadas . Pero quizás lo más importante es decir en voz alta que el autismo afecta no solo a quien tiene dicha condición, sino también a su familia en el sentido más amplio posible que incluye su medio educativo y social, pues son imprescindibles en el apoyo fundamental que pueden y deben prestarles. Y ahí es donde quería yo llegar: harto ya de tanta plegaria y tantas buenas intenciones, sólo creo ya en los presupuestos, de los gobiernos y de las grandes farmacéuticas, laboratorios, instituciones públicas y privadas para que inviertan. Basta ya de tanta bonhomía. Ellos no lo saben pero van a ir al infierno. La opinión del autor no coincide necesariamente con la de Latinpress.es. emonte7@hotmail.com Colaboración especial para LatinPress®

Estamos tan imbuidos de la idea de que una guerra consiste en matarse unos a otros con armas más o menos convencionales que ahora este concepto puede quedarse anticuado en esta era del imperio trumpista. Hasta ahora si alguien hablaba de guerra imaginábamos soldados, trincheras, bombas, drones, sangre, destrucción…. lo típico. Tendremos que cambiar el chip porque están cambiando los conceptos a una velocidad que podemos llegar tarde a entender que verdaderamente estamos en guerra. Estos días y los que siguen se va a hacer muy común escuchar por doquier la guerra de los aranceles sin que lo entendamos del todo bien porque guerra va a haber pero no nos van a pasar por encima los misiles lanzados desde un bando al otro y, por tanto, podemos normalizar (que se dice) el tema de los aranceles que, para decirlo pronto y claro, son las bombas del presente hasta el punto de que ni seamos conscientes de que estamos en guerra. Víctimas va a haber, por supuesto, porque no imaginamos una guerra sin víctimas; lo que puede suceder es que no hagan falta los hospitales porque morir por efectos de la precarización de la vida o depauperados no implica mucho gasto de hospitalización y cuidados, basta con una buena subida del IPC y la carestía de vida para que una buena parte de nuestra gente adelgace indefinidamente. Que no nos engañen, por favor, una guerra es una guerra. Podemos ponerle el adjetivo que queramos: fría, electrónica, cultural, de las galaxias, contra el terrorismo, guerra sucia, o como ahora, guerra de aranceles. Lo sustantivo sigue siendo guerra, solo cambian los adjetivos. Guerra. El mundo vive en un estado de guerra permanente. Ahora toca guerra de aranceles y, como tal guerra viene adobada con ardor guerrero en forma de titulares, imágenes de reuniones y videos de TIk Tok hasta el punto de que nos parecen meras alegorías, un uso figurado del lenguaje bélico, una forma de hablar, pero no una guerra de verdad. Pero las guerras comerciales también son guerras. También hay bandos, aliados, enemigos, frentes. En esta de ahora, incluso hay ultraderechistas que se refocilan con que el amigo americano nos amenace con aranceles. Habrá vencedores y vencidos y, por supuesto, víctimas y descalabros, aunque no sean visibles como los causados por los proyectiles. Y, (no creo que nadie lo dude) la acabaremos pagando los de siempre, no hace falta señalar. Así que la guerra de aranceles desencadenada por el amigo americano que quiere ser emperador a base de doblegarnos es la misma guerra ya conocida, pero por otros medios. Y será comercial solo en la medida en que le vaya bien a él. En el momento en que le falle la munición o se vuelva contra él o que nosotros - el resto del mundo- le pierda el miedo, pasaremos a la guerra-guerra de siempre con sus marines y todo. Así es que atentos ¡Ah! Y, por cierto, las guerras no admiten neutrales, la equidistancia, ponerse de perfil, yo no sabía nada… obligan a todos a adoptar posiciones estratégicas en una u otra trinchera. A este respecto, bueno es recordar que a nosotros los andaluces ,españoles, europeos nos alinean con quienes defienden el libre comercio, la globalización neoliberal, las fronteras para personas pero no para capitales y mercancías, la deslocalización industrial en busca de mano de obra barata, todo bajo los auspicios de la democracia y los derechos humanos y con un cielo lleno de estrellas. ¿O no? La opinión del autor no coincide necesariamente con la de Latinpress.es. emonte7@hotmail.com Colaboración especial para LatinPress®

Nos recuerda la prensa independiente en este país, que en 2013 la UE recibió el premio Nobel de la Paz por haber conseguido pasar de ser un continente de guerra a un continente de paz. Efectivamente, Europa siempre fue un escenario donde se dirimieron grandes guerras con grandes carnicerías pero desde su creación la UE viene siendo un verdadero espacio de paz (entendida, al menos como ausencia de guerra) y es, por tanto , un ejemplo para el resto de la Humanidad. Con algunas excepciones para decirlo todo como Yugoslavia en los años 90 y el apoyo a las guerras de los EE. UU. en Oriente. Pero salvo estas dos excepciones, en Europa hemos podido hasta ahora vivir en paz. Esta quietud, esta paz puede quebrarse gravemente casi de la noche a la mañana si se cumple con lo que la Presidenta europea Von der Layen ha anunciado, y es que Europa tiene que dedicar nada menos que 800.000 millones de euros para armar a los 27 países de la UE para defendernos de hipotéticos ataques militares por parte del ruso. Es tal la cantidad de dinero anunciado que estamos a la espera de conocer de dónde lo van a sacar. Y mientras no se aclare esto y, sobre todo, si vamos a mejorar nuestra unidad y cómo vamos a hacer compatible nuestra defensa con nuestros avances sociales irrenunciables, somos libres de pensar que ese dinero nos lo van a sacar sacrificando otros gastos que hasta ahora se consideraban prioritarios computándolo como un gasto presupuestario. También podemos pensar que serán los dineros de la Next Generation (esos que nos están permitiendo, por ejemplo, a nosotros los españoles crecer económicamente, bajar el paro etc.) los que se pueden sacrificar en aras de la urgente necesidad de comprar material de guerra…. por si acaso. El momento actual lo justifica todo y el mensaje que escuchamos y que nos repetirán machaconamente en el futuro inmediato es que estamos ante “el más transcendental y peligroso de los tiempos”, según la presidenta y esto, obviamente, da miedo. Hace tres años nos metimos hasta las trancas en apoyo de Ucrania junto con los EE.UU de Biden cuando fue invadida por el ruso, pero la guerra no va bien para Ucrania, y lo que es peor, el nuevo presidente de los EE.UU, nuestro amigo americano ha cambiado de bando y hasta nos ha dado una colleja en la persona del presidente ucraniano. Así pues, será normal culpar al ruso de todos los sacrificios que haya que hacer, incluso de recortar gastos sociales para dedicarlos a gastos militares. O resucitar la mili, lo aventuro. Cualquier cosa que nos propongan frente al ruso, colará. Incluido comprarle buena parte de esas armas a Estados Unidos que es el que tiene una industria preparada para las guerras. Así las cosas, oportuno es citar a Rafael Sánchez Ferlosio cuando decía que “la guerra empieza en la fragua” y que las armas “son un instrumento cuyo ejercicio se ha erigido en fin en sí mismo”, de modo que la propia existencia de las armas (y de la industria armamentística, que estos días ya ha empezado a salivar) acaba siendo la primera causa de las guerras. Soy consciente de que hay motivos serios para aceptar este trágala de realidad, pero el hecho de que Europa -el llamado “continente de paz”, de derechos humanos, de derechos sociales y de progreso de los que presumimos-, el hecho de que Europa, repito, también se apunte a la carrera armamentística es un verdadero desastre existencial. Reconozcámoslo al menos: es un fracaso estrepitoso para la PAZ. Pensémoslo. La opinión del autor no coincide necesariamente con la de Latinpress.es. emonte7@hotmail.com Colaboración especial para LatinPress®

El nuevo presidente de los EE.UU ha comenzado su labor revolucionaria de ponerlo todo patas arriba firmando decretos como un poseso, como un dictador poseso. Sabíamos que ese día iba a llegar pero estábamos muchos en Babia, en actitud de espera de un milagro que lo detuviera, como si no creyéramos que fuera posible que una persona así y unos colaboradores como los que le rodean pudieran sentarse en la Casa Blanca que es todo un símbolo para la Humanidad como sede de la democracia universal en pura teoría de benevolencia comparada. Leo artículos, escucho a comentaristas sobre el tema y no encuentro causas objetivas, razones últimas y directas para justificar el apoyo electoral recibido, salvo el rescate de millones de desencantados, siempre apostando por el vértigo y dejándose seducir por el antisistema que no les devuelve la esperanza pero calma su rabia contenida. Es entonces, tras la escucha atenta y la lectura tranquila, cuando alcanzo a imaginar que esta situación -ya de por sí muy mala- puede ser, además, empeorable pues responde a una dinámica mundial que ha desatado una ola reaccionaria que busca refugio en la radicalidad. Entonces- repito- dejo de hacerme preguntas hacia fuera y miro hacia dentro de mi mismo; todos deberíamos mirar hacia dentro y plantearnos al menos la duda de si tenemos algo que ver con lo sucedido, la duda de si el mal convive con nosotros y lo tenemos instalado en nuestro cerebro y no lo queremos ver. Es conocida la anécdota referida a un periódico londinense que lanzó una encuesta entre sus lectores preguntándoles por las causas del mal en este mundo, a lo que , según la leyenda, el escritor Chesterton contestó de la siguiente forma : “Dear Sir, el mal soy yo. Y me pregunto por qué otros lectores no lo reconocen ”. Cuando lo que está pasando no está pasando sólo en las Américas sino delante de nuestras barbas lo más probable es que algo haya sucedido en nuestros cerebros para desconfigurarlos hasta permitir y colaborar en que estas cosas sucedan. Y para mi, ese algo se llama Internet y sus secuelas. No voy ahora a satanizar a la RED porque a estas alturas circula por nuestras venas y no podríamos ya vivir sin ella. Ni siquiera, pienso ahora, que el mal esté sólo en el personaje naranja, con ser esta causa ya de por sí suficiente; ni siquiera pienso que lo sucedido esté sólo en los excesos y desbordamientos de las redes sociales y las plataformas digitales a la que estamos materialmente pegados y que han devenido como grandes productoras de relatos, falsedades y medias verdades que se instalan en nuestros cerebros confundiéndolo todo hasta conseguir el descreimiento general que vemos por doquier y que bien pudiera haber contribuido a la causa. No, el mal no está sólo en el personaje ni en las herramientas que todos usamos, ni en los ultraconservadores a quienes se les paró el reloj de la Historia. No; el mal que explica lo sucedido y por suceder está en nuestra mente, en nuestra forma de procesar el hecho cierto de que el mundo ha cambiado por la acción de las nuevas tecnologías sin control. En nuestras mentes ya líquidas todo puede tener un sentido. Por favor, piénsenlo. Tomen nota; hagan algo. Buenas tardes La opinión del autor no coincide necesariamente con la de Latinpress.es. emonte7@hotmail.com Colaboración especial para LatinPress®

Se suceden en nuestro país los casos de violencia sexual y los asesinatos de mujeres a cargo de sus parejas. De cualquier edad, como estamos comprobando estos días, cada vez más jóvenes. Cuarenta y cinco mujeres asesinadas en este 2024 que acaba y un número indeterminado de casos de abusos y violencia sexual contra ellas, siempre contra ellas de las que sólo tenemos noticias y constancia cuando hay denuncias por medio o por la brutalidad del caso como en lo sufrido por las niñas de Granada estos días a manos de sus bestezuelas iguales. Y la cifra no está cerrada pues por otros años sabemos que las fiestas navideñas, llamadas o consideradas fiestas del amor y de la compasión, son un contexto etílico que favorece la violencia. Atentos El tema del que me ocupo es tratar de responder a la cuestión de si existen indicios que puedan ser preventivos antes de llegar a lo inevitable. Dicho más claro: si existen indicios que puedan servir de alertas para evitar lo peor. ¡Claro que existen!, sobre todo en el caso de los adultos. En el caso de los menores colegiales la responsabilidad in vigilando de las instituciones escolares es para mí notoria y evidente. En todos los casos, y a nivel general y social, he aquí tan sólo dos de ellos aplicables a cualquier edad ya sean menores o mayores y que se corresponden con mitos y falsas creencias con los que algunos hombres pretender justificar el maltrato de la mujer: Un indicio claro es cuando el maltratador no reconoce la autonomía de su pareja y se siente con derecho a dominarla o a organizar su vida: cómo vestirse, cómo comportarse y con quién hablar. Es decir, se considera su dueño. Lamentablemente sucede que, a veces, ella acepta con docilidad y con naturalidad los patrones existentes en la sociedad que avalan y defienden que hay unas reglas para el hombre y otras para la mujer. Esto o asumir las consecuencias. Ojo también con los encantadores de serpientes, pues es frecuente que el maltratador sea adulador y seductor en público y violento y menospreciativo en la intimidad. Lo reconocen algunas mujeres cuando dicen que él solía ser cariñoso y detallista. La simpatía, el atractivo de él hacen que resulte imposible creer que es un maltratador. Pero ese carácter violento en la intimidad es su carácter real. ¿Cómo cambiar eso? ¿Qué papel tenemos cada uno de nosotros los hombres como profesionales, como padres, como miembros activos de la ciudadanía? ¿Dónde y cómo tenemos que actuar para que adultos y jóvenes se construyan de forma sana, igualitaria y humana? ¿Qué diferencia hay entre los hombres que sí respetamos, que practicamos los buenos tratos a la mujer por un elemental principio de igualdad y los que las maltratan hasta morir? ¿Qué hacemos para conseguir que disminuya el número de los misóginos y los machistas capaces de hacer barbaridades como las que conocemos tan frecuentemente que corremos el peligro de normalizarlas? ¿Cómo reconocerlos y defendernos de ellos antes de que sea tarde? El derecho penal es apenas un pataleo social que puede castigar el mal hecho e irreparable. Pero nuestra respuesta debe ser social, moral y educativa. Y pronta y continua, no sólo el día de autos. Comencé a escribir este picotazo en medio de multitud de declaraciones, manifiestos y promesas de “ni una más” con motivo del pasado 25 de noviembre y me propuse a mí mismo reconocerme en algunos de estos indicios y hacerlos extensivos a los demás hombres, consciente de que la pelota está en nuestro tejado y debemos dar un paso imprescindible en este tema que nos concierne a todos como es el practicar los buenos tratos e intentar amores de calidad que no sólo son posibles sino infinitamente más gratificantes. Tengamos las fiestas en paz. Pero recuerden que la paz sin conciencia no es paz. La opinión del autor no coincide necesariamente con la de Latinpress.es. emonte7@hotmail.com Colaboración especial para LatinPress®

Escribo esta columna entre el fuego/no fuego cruzado de los misiles en Ucrania y Rusia, dicen que preparándose para la paz; entre el ruido/no ruido de las bombas sobre Palestina, dicen que preparándose para su exterminio; entre el acuerdo/no acuerdo de la Cumbre del Clima, dicen que preparándonos para el abismo y aquí en España entre la congoja y la náusea por la pura perversión política en que han convertido el drama valenciano, pero trasladado a Bruselas, dicen que preparándonos para lo peor. Eso y mucho más dictaba la actualidad el viernes 22 de noviembre del 24, una actualidad a la que cada semana que pasa prestamos una atención más atenuada, como con sordina reafirmando aquello de que no hay peor sordo que el que no quiere oír. Y mientras tanto la vida sigue y hay que mirar un poco más allá. Escuchen: según las Naciones Unidas, el aumento de población mundial en el Planeta es imparable. Ahora mismo en 2024 somos 8.200 millones de habitantes y llegaremos a 11.000 millones de habitantes a final de siglo. Dicho aumento vendrá, sobre todo y en gran medida, por el incremento de población en África. Siempre, según la ONU, actualmente la población africana cuenta con 1.500 millones de habitantes y a finales de siglo su población se multiplicará por tres, llegando a los 4.500 millones. Este dato debe ayudarnos a comprender los posibles efectos y consecuencias de este crecimiento poblacional y, lo más importante, a poner los medios desde ya para planificar ese nuevo escenario. La Vieja Europa lleva años disminuyendo o congelando su crecimiento de población, incluida España (a base de no parir, solamente en positivo por los nacimientos de personas de procedencia de terceros países), llegaría a fin de siglo a los 650 millones mientras que un solo país africano, Nigeria, contaría a esa fecha con 800 millones de habitantes. La explosión africana, pues, está garantizada, más allá de epidemias locales, guerras y conflictos, ya que la edad media de su población actual es de 25 años, mientras que la de la Unión Europea de sitúa en los 47 años. Por tanto nosotros, los habitantes de este mundo civilizado, nos enfrentamos a varios retos todos a la vez: el primer reto a afrontar será la necesidad de garantizar la comida a toda la población africana, creando posibilidades de una vida digna en sus países que eviten grandes movilizaciones de personas entre territorios o continentes. Otro gran reto tiene que ver con el envejecimiento de nuestra población, el del mundo desarrollado, acomodado. Necesitamos de forma urgente personas que, egoístamente, vengan a cubrir necesidades que nosotros no podemos atender. Y no hacer caso de gobernantes cegatos, torpes o malintencionados que sólo ven problemas con la llegada a nuestros países de esas manos y mentes necesarias para mantener el nivel actual, que es un nivelazo. Esto no tiene nada de ética, es puro egoísmo, digámoslo a las claras. Un riesgo más es el de la superpoblación de las zonas costeras y su correlato del abandono de las zonas rurales. El Mediterráneo es un hormiguero humano y ya vemos lo que pasa cuando hay emergencias. En fin, hablar de población es hablar de poner en riesgo la supervivencia de la especie en el Planeta. Y las medidas no pueden tomarse cuando tenemos los problemas encima, sino que han de adelantarse a los mismos con planes a corto, medio y largo plazo, que garanticen una vida digna para todos en un mundo equilibrado , tranquilo y sostenible. Que ustedes y yo lo veamos. La opinión del autor no coincide necesariamente con la de Latinpress.es. emonte7@hotmail.com Colaboración especial para LatinPress®

Hemos vivido estos días una preocupación constante ante la incertidumbre del comportamiento de una DANA sobre la provincia de Málaga, un fenómeno climático del que todos hablamos y muy pocos entendemos. Calificamos del tirón este tipo de fenómenos como naturales, producidos por la Naturaleza y, por tanto, imposibles de prevenir y de actuar frente a ellos sin plantearnos qué hay detrás de una DANA y, por supuesto, sin buscar responsabilidades; es decir, moviéndonos entre la resignación y el fatalismo. Aprendí en los años 80 de la mano de mi amigo Quirós, geógrafo y buen conocedor de Sierra Blanca que toda ella es un gran cono de deyección, un inmenso embudo que recoge el agua procedente del cielo y que la envía al mar con gran torrencialidad y violencia dados los materiales calcáreos de que está constituida que puede arrancar y arrastrar con facilidad favorecido por la inclinación, la verticalidad entre las sierras y el litoral atravesando los asentamientos humanos densamente poblados. Pensemos que nuestras ciudades están al nivel del mar y en tan sólo 5 km pasamos hasta los 1.000 m de Sierra Blanca o Sierra Bermeja. La mera observación de la morfología del terreno arracimado a los pies de Sierra Blanca, a sus pies, y la corta distancia entre las sierras y picos que la conforman y el litoral hace que el agua y los materiales generen infinidad de los pequeños ríos y arroyos, secos por lo general dada la climatología de la zona, pero bravos y torrenciales cuando una DANA descarga sobre ellos arrastrando cuanto encuentra a su paso e inundando las pequeñas llanuras litorales. Hasta 14 arroyos pueden contarse en el término de Marbella, lo que da idea de lo que trato de explicar. Alguna reliquia queda de un pasado lleno de DANAS como el llamado Arroyo de las Piedras que no lleva agua nunca pero que está lleno de bolos de piedras que serían como proyectiles si son arrastrados por fuertes corrientes de agua. Ahí queda eso. Dicho lo cual planteo que, aunque en origen el fenómeno que estamos viviendo tiene que ver con la Naturaleza también tiene que ver y mucho con la actuación humana. Mantengo que detrás de una DANA está el cambio climático que la especie humana, nosotros, estamos generando de manera inequívoca para la ciencia. La violencia de esta DANA, y de otras que pueden venir, está vinculada al calentamiento anómalo del Mediterráneo como un mar cerrado, casi un gran lago y este a su vez por el aumento de CO2 que impide a los rayos solares salir de la atmósfera y creando a su vez una especie de invernadero aumentando la temperatura de este Planeta que debiera llamarse ya Planeta Invernadero La devastación de tantos pueblos no la causó la lluvia sola, ni el agua desbordada de los barrancos, sino el descuido de muchos políticos que permitieron durante tantos años urbanizar masivamente terrenos inundables y que todavía hoy lo siguen permitiendo sin tomar las medidas adecuadas para hacer frente a amenazas descomunales que, por desgracia, conocemos bien los españoles. Si algún efecto positivo (por decir algo) tienen estas catástrofes (la de Valencia muy en primer lugar pero también la de Alora, la de Almería, la del Guadalhorce, la de la Costa del Sol…) es que ojalá sirvan para replantear el modelo urbanístico, para desautorizar del todo a los negacionistas y para dejar de votar a gobernantes cuya negligencia siempre, siempre acompaña a las catástrofes y se van de rositas. En definitiva, la DANA somos nosotros, sí, pero unos más que otros.

Permítanme el decirles que, para quien les habla el futuro acaba de comenzar estos días. La actualidad, la realidad, aquello a lo que yo presto atención es tan gruesa que me llama, me provoca y me convoca a pensar en voz alta . Me refiero, cómo no, al triunfo del “guerrero amarillo” frente a la pacífica kamala en el planeta USA. ¿ Por qué? ¿ Cómo ha sido? Aunque nadie está dentro de la piel de los votantes, a nivel intuitivo sí se puede defender que la victoria del “guerrero amarillo” o, la derrota de la pacífica Kamala, se ha producido por cinco razones que tienen detrás -por supuesto- sus datos demoscópicos correspondientes. Porque el feminismo no ha funcionado como cabía suponer siendo quien es el “guerrero amarillo” con su historial misógino. Y lo mismo cabe decir de los jóvenes que, al parecer, no son tan progres como se dice. Porque el llamado voto latino, el voto de los más pobres y maltratados ha votado por su explotador aunque cueste creerlo. No así la negritud. Porque los hombres blancos no universitarios, es decir, los teóricamente menos formados, no confiaron en Kamala sino en quien les prometía llenar la nevera, aspirar a un tesla y permitirle defenderse con pistolas en casa. Porque, al igual que en la España vaciada, en EEUU no sólo hay megalópolis, hay mucho campo en el interior y mucho sombrero de ala ancha y mucha bota campera. Pero sobre todo porque muchos han caído en la trampa de la antipolítica, se calcula que uno de cada tres. Dicen los datos que en estas elecciones han votado 20 millones de personas menos que hace cuatro años. Ahí puede estar una de las claves importantes, en los desertores de la democracia. Al igual que lo hizo el sociólogo Vicente Verdú en su día, los EEUU funciona como si fuera un Planeta y todo lo que tiene lugar allí (por motivos del llamado efecto mariposa) pasa también por otros lares, y por eso tenemos que aplicarnos el cuento aquí entre nosotros. Un Planeta al que muchos de nosotros no conocemos bien y nos dejamos llevar por imágenes, las que quieren servirnos. Al parecer allí todo es mega, súper, hiper; la realidad allí es megarrealidad, la complejidad es supercomplejidad y las contradicciones son también insuperables. Y todo es verdad al mismo tiempo: allí están lo más listos del mundo pero también hay muchísimos ignorantes, bobalicones. Allí está la más grande economía mundial pero están lleno de pobres, delincuencia, encarcelados, asesinatos. 2.500 jóvenes estudiantes muertos este año a manos de sus iguales. Allí hay mucha religiosidad pero también están los mayores pecadores de La Tierra. También se supone que entre las filas del “guerrero amarillo” hay mucha ignorancia. Ignorancia quiere decir no ver más allá de tu frigorífico o tus miedos personales. Ignorancia es menospreciar la ideología y confiar en gurús que al mismo tiempo que dicen que “la libertad os hará libres”, tienen toda una industria dedicada a la desinformación y a la creación de bulos precisamente para destruir la libertad y que todo se quede en la libertad de elegir entre una Coca-Cola o una caña. Al igual que con las causas, en cuanto a las consecuencias también podemos dejarnos llevar por el intuiciones olfativas entre las cuales están que Ucrania perderá la Guerra, que Palestina desaparecerá más pronto que tarde, que se incrementará el negacionismo climático, que los derechos humanos pasarán de moda, que nuestras vidas se militarizarán y que todo lo referente al oro líquido, nuestro aceite de oliva se puede ir al carajo. Atentos. La opinión del autor no coincide necesariamente con la de Latinpress.es. emonte7@hotmail.com Colaboración especial para LatinPress®

Desoyendo el mandato de la actualidad que está rabiosa como casi siempre y a pesar del buen dato económico que hemos conocido hoy de la bajada del paro y , consecuentemente, del aumento de los empleados en este país, el machismo gana por goleada y tapa la parte buena de nuestra historia. Por eso he titulado esta columna de opinión como Machismo 1 Economía 0. No tengo nada nuevo que decir sobre el machismo, porque ,en realidad lo que hemos conocido ayer mismo no es nuevo; lo nuevo y morboso es la persona aludida que pretende deshacerse del personaje que lleva encima como ropaje. ¡Como si eso fuera fácil!. Se acabó el tema de que España se rompe, se acabó el tema de la amnistía; se acabó el tema de la inmigración; se acabó el tema de la mujer del César; se acabó el tema del caos ferroviario; se acabó e tema del novio de la reinona de Madrid. Ahora toca el machismo y su aprovechamiento por tierra, mar y aire como munición para zaherir a los contrarios. Efectivamente, el machismo mata y hay que darle la importancia que tiene. Cuando arrecian los peores tiempos para a lírica yo suelo salir siempre reivindicando la necesidad de la virtud para la política. ¡ cuán difícil es ser íntegro y coherente en cualquier ámbito y situación! No digo ya en la política. Sigo con denuedo erre que erre manteniendo mi convicción de que a la política debieran dedicarse sólo los mejores y las mejores de cada lugar. Cada semana que pasa esperamos qué será motivo de escándalo, si una actuación judicial, si un informe de la UCO, si sospechas de corruptelas , si un giro de guion, o si – como ahora- un jugador nuevo por inesperado lo agitará todo y nos desconcentrará, provocará un terremoto fundamentalmente político. Aunque , pasada la conmoción, ya lo veremos, seguiremos donde estábamos sin que nada haya cambiado en el fondo. No conseguimos desatascar nada. Tanto el espectáculo político aquí en España, como los temas de justicia social somo la vivienda, la precariedad salarial o el estado de la sanidad en el país parecen anclados en la agenda , girando sobre si mismas, sin dejar de moverse pero sin avanzar. Lo grave es que, en mi opinión, algo similar pasa en nuestras vidas , a nuestras situaciones personales, a nuestros problemas que nos determinan y en los que no sentimos atrapados y esperando, todo lo más, a tener suerte. No paramos de movernos, de girar pero sin ir a parte alguna. Parce como si el suelo de la realidad se moviera pero nosotros no. Me refiero a la movilización social necesaria para cambiar las cosas. Pienso en el machismo y en el tiovivo en que se inserta y me pregunto si podré apearme, escapar, trascender si quiera sea un poco y soñar en un país que no esté instalado en el esperpento, lejos de la calle del gato de Luces de Bohemia donde los espejos cóncavos nos engañan, nos dejamos engañar , haciéndonos creer que somos mejores de lo que somos. Sueño despierto y la imagen me devuelve lo que de verdad somos. Nosotros también somos machistas. La opinión del autor no coincide necesariamente con la de Latinpress.es. emonte7@hotmail.com Colaboración especial para LatinPress®

Uno de los problemas que acucian a casi todos los países del planeta pero muy especialmente a los de nuestro entorno acomodado es el de la vivienda. Cada día que pasa afecta a un número mayor de personas y especialmente a las personas jóvenes. La pregunta es : ¿ Tiene arreglo fácil este problema? Mi respuesta es que hay temas que no se pueden dejar sólo en manos del mercado, del mercado inmobiliario sino que es el Estado quien debe partir el bacalao. Escuchamos una monserga que siempre es la misma : hay población sin acceso a la vivienda por un problema de oferta; es decir, porque no hay suficientes en el mercado. La solución, entonces, es seguir construyendo. Sin embargo, los datos no muestran que eso sea exactamente lo que ocurre. Al parecer en España hay más de 26 millones de viviendas. Puesto que el número de hogares es de 19 millones, resulta que hay casi 1,5 viviendas por cada familia u hogar y, al mismo tiempo, hay casi 4 millones de viviendas vacías. Sé que las estadísticas en estos casos pueden inducir a conclusiones equivocadas. Sin embargo, he copiado los datos oficiales porque me parecen válidos para demostrar que, si se quiere resolver el problema del casi imposible acceso a la vivienda de cada vez más personas, no basta con construir más. Para acceder hoy día a una vivienda no sólo basta con que haya suficientes en el mercado sino, además y sobre todo, disponer de ingresos suficientes para poder comprarlas o alquilarlas. Y eso no depende, como se quiere hacer creer, de que se construyan más a través del mercado, por una sencilla razón: porque el Mercado no vende viviendas a quien las necesita, sino a quien tiene dinero para comprarlas. La prueba evidente es que, mientras que millones de españoles no pueden acceder a la vivienda, el fondo de inversión Blackstone es propietario de 30.000. De hecho quien más dificulta que se tomen las medidas necesarias para facilitar el acceso a la vivienda en España, quienes de verdad parten el bacalao son los fondos de inversión y los multipropietarios de viviendas de alquiler. La dificultad para acceder a la vivienda es un problema creado porque de ser una mercancía más destinada a satisfacer una necesidad y cuyo precio , como las demás mercancías o bienes de consumo sube o baja, la vivienda ha pasado a ser un activo financiero en el cual se invierte especulativamente porque se puede hacer que su precio aumente sin cesar o, últimamente, en un bien de capital para desarrollar negocios turísticos. Es decir , el uso social e ,incluso, el económico de la vivienda se ha desnaturalizado y esto es lo que realmente origina la dificultad para acceder a la propiedad o para alquilar. Como activo financiero dedicado a la especulación interesa que su precio suba constantemente y quienes operan en esos mercados hacen todo lo posible para que así sea. En una carta a sus accionistas del pasado mes de febrero, el fondo Blackstone reconocía que le conviene que haya escasez de viviendas porque su estrategia es que suban sus precios. Para ello acaparan , compran masivamente las viviendas más asequibles impidiendo que lleguen a manos de los compradores con menos recursos. De manera que , siendo verdad que no se construye un número suficiente de viviendas sociales y accesibles para la población de menor ingreso, el problema no es sólo ese sino la conversión de la vivienda en activo financiero que las hacen inasequibles para tantas personas pues no fluctúan en función de la inflación sino de la especulación inmobiliaria, el alza de precios y su desajuste con los sueldos y salarios, o el aumento de los costes hipotecarios. Y, todo ello, unido a la mayor precariedad laboral y al incremento de la desigualdad que reduce el poder adquisitivo de la mayoría de nuestras personas. En definitiva, lo que se está padeciendo es la consecuencia de dejar que sea el mercado inmobiliario quien decida cuántas viviendas construir y a qué precio. No caben soluciones parciales, ni simplistas. Todo lo contrario, hay que partir del principio básico de considerar la vivienda como un bien público y, por ende, asunto de estado, no de mercado. Hay que aumentar, desde luego, la construcción de nuevas viviendas asequibles, fomentar el alquiler, controlar los precios etc. etc. Sin duda alguna. Pero si no se asume y se pone en práctica ese principio no se podrá conseguir nunca que las viviendas asequibles que se construyan sean habitadas finalmente por quienes realmente las necesitan. Sólo atando en corto al mercado y pasando a considerar a la vivienda como un bien público se hará creíble lo que dice el artículo 47 de nuestra Constitución, la de todos: «Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. Los poderes públicos promoverán las condiciones necesarias y establecerán las normas pertinentes para hacer efectivo este derecho, regulando la utilización del suelo de acuerdo con el interés general para impedir la especulación». Lo de siempre , más Estado, menos Mercado. La opinión del autor no coincide necesariamente con la de Latinpress.es. emonte7@hotmail.com Colaboración especial para LatinPress®

Se cumple ahora, el 7 de octubre, un año de lo que quiero llamar y llamo genocidio en Gaza, en Cisjordania y estos días también en Líbano a manos del estado Israelí. Las hayamos difundido o no, todos hemos visto imágenes estremecedoras, principalmente de niños y niñas palestinos decapitados, desmembrados, destrozados; de padres y madres aullando de dolor y pena por la muerte de sus criaturas, de hospitales desbordados, cuerpos mutilados, ríos de sangre y nubes de polvo que envuelven los rostros cada vez más demacrados de los gazatíes, para quienes no hay refugio ni descanso que les valga. ¿Cumple alguna función la difusión de esta serie por capítulos del terror? ¿Buscamos acaso a través de las redes despertar conciencias o levantar un dedo acusador para señalar la complicidad y la indiferencia de quienes hacen posible que Israel persevere en esta política criminal? Mi sensación es que no. Pues bien, en tan infausto aniversario quiero invocar hoy la política de las emociones por el interés que tiene para resolver una pregunta inaplazable: ¿sirve de algo la difusión de imágenes explícitas de la tragedia en redes sociales? Y más concretamente, ¿sirve de algo reenviar constantemente vídeos de niños y niñas reventados por las bombas? Me lo pregunto porque yo mismo lo he hecho hasta que, en un determinado momento, he tenido la sensación de que debía detenerme y analizar, ¿esto por qué y, sobre todo, para qué lo hago? ¿No estaré con esto tapando mi inacción, mi cobardía, lavando mi conciencia? Hay quienes han teorizado sobre el papel de las emociones en la resolución de conflictos armados o en el terrorismo, o en la emigración, o en las catástrofes de cualquier índole. Y llegan a la conclusión de que las emociones no son meros estados de la mente o manifestaciones psicológicas del individuo enfrentado con acontecimientos o cosas de una forma neutra objetiva, sino que las emociones son prácticas culturales, formas de vida asociadas a los modelos que defendemos en nuestra vida y en la de los que consideramos nuestros iguales. Las emociones no son neutras, sino que, por el contrario, nos definen ideológicamente al delimitar espacios y diferencias y al establecer distancias entre nosotros y los otros. Se es de aquello a lo que se pertenece, y se observa a los otros como quienes no forman parte de un nosotros, por lo que podemos sentir hacia ellos miedo o desconfianza. Precisamente, en este sentido, las emociones son utilizadas socialmente para legitimar y aceptar desigualdades sociales e injusticias. Pues eso es lo que creo que está pasando, que no percibimos la injusticia que se está cometiendo en Gaza cuya población musulmana es percibida -más ahora que a amplios sectores de opinión el racismo ya no les avergüenza- con miedo. No percibimos la injusticia porque, a pesar de serlo, no nos afecta, les afecta a los otros que no son de los nuestros. Aunque sigamos lloriqueando, cobardemente, hipócritamente. Continuará. La opinión del autor no coincide necesariamente con la de Latinpress.es. emonte7@hotmail.com Colaboración especial para LatinPress®

El INE rectifica estos días de final del verano 2024 sus datos sobre el verdadero crecimiento de España tras la pandemia para elevarlo, es decir, que realmente, oficialmente el crecimiento de la economía española fue mayor del inicialmente reconocido y difundido: un 6,7% en 2021, un 6,2% en 2022 y un 2,7 en 2023. Para este 2024 se pronostica también un crecimiento exponencial. Por supuesto, por encima de la media europea. Por supuesto, a pesar de la inflación, del precio del dinero y del aumento de los márgenes comerciales de las grandes empresas que han utilizado la crisis sanitaria para hacer caja dando un claro ejemplo de cómo entienden la humanidad. De igual modo hemos sabido que España alcanza por primera vez los 21,6 millones de ocupados, la tasa más alta de empleados de su historia. La de paro desciende al 11,27%, su nivel más bajo desde 2008. El número de desempleados baja hasta los 2,75 millones de personas. Todo ello, según la Encuesta de Población Activa del segundo trimestre. Datos, datos, datos. Son cifras lo suficientemente relevantes como para que estas noticias ocuparan un lugar destacado en la información. Estamos tan hartos de malas noticias que ver caminos en la buena dirección, aunque siempre falta por hacer más, daría a los ciudadanos una imagen más completa de la realidad de su país. Pero se ve que hay millones de personas a las que las “cosas de comer” y vivir le importan mucho menos que las de odiar y destruir. Cuentan con la inestimable ayuda de la manipulación informativa, nacida de intereses políticos y económicos. Uno, que no es economista sino un simple ciudadano consumidor, ávido escuchante y lector de cuanto tiene que ver con la realidad de su país y, no se deja llevar por los bulos sino que los combate a base de cordura y datos que recaba, tiene su particular forma de apreciar los cambios a mejor en España a pesar de la pésima impresión que circula por redes y medios al servicio de intereses políticos destructores. El otro día en la frutería observé que el precio de los higos chumbos (sí, los chumbos, esos que casi nadie apreciaba y casi no tenían valor) están ahora a 6 euros un kilo. Y me digo, si un kilo de chumbos cuesta 6 euros y se venden es que vamos bien. Pues nada, tenemos a Venezuela hasta en la sopa, la inmigración es nuestra gran amenaza mientras casi nos vamos acostumbrando a que el Mosad israelita haga de las suyas matando cruelmente, impunemente seres humanos, como normal nos parece ya que los gazatíes sigan cayendo como chinches. Pues no. No me digan que es normal. Yo lo veo al revés. No reconocer que España va bien y caer tan fácilmente en la trampa de las falsedades es uno de los grandes “termómetros” para captar el estado de madurez intelectual de la sociedad. Porque algo tiene que ser lo que lleva a tantos seres sapiens bípedos a obrar en contra de sus propios intereses, incluida su salud democrática y la otra. Sigan disfrutando, que es compatible con pensar. La opinión del autor no coincide necesariamente con la de Latinpress.es. emonte7@hotmail.com Colaboración especial para LatinPress®

Los republicanos de los Estados Unidos acaban de ratificar la candidatura de Donald Trump para la Casa Blanca. Lo han hecho, abrumadoramente, tan sólo unos días después del atentado del que ha sido objeto por parte de un jovenzuelo norteamericano defensor de las armas como casi todos sus compatriotas. Ya le iban bien las cosas a Donald a pesar de su reciente condena por cosas sucias, y las numerosas causas pendientes ante su Justicia que, sin embargo, no son óbice para volver a ser presidente. Ahora le van a ir mejor todavía porque, el hecho de que haya salido indemne sus paisanos se lo atribuyen a su capacidad para sobrevivir entre tanta podredumbre como le achacan. A estas alturas del tiempo verano considero que este hecho es lo más trascendente de cuantos conforman eso que llamamos realidad, y eso que el verano viene calentito y que son varias las cuestiones truculentas que merecen un picotazo, especialmente las quince mujeres asesinadas a manos de sus propietarios en tan sólo un mes, los niños inmigrantes a quienes ponemos reparos para instalarse aquí aunque no para jugar al fútbol, con Netanyahu que no cesa en su matanza de niños palestinos, Ucrania cuasi olvidada y no digamos ya, el temible cambio climático que tenemos ante las barbas. Nada con tanta facundia como esta caída y ascenso de Donald Trump protegido por el Altísimo. Queda claro que la figura de este hombre, su perfil marca tendencia no sólo en el Planeta América sino en lugares muy diversos del Universo, entre ellos el nuestro porque, en realidad, como escribió el sociólogo español Vicente Verdú en su día, Estados Unidos no es un país, es un Planeta y en su órbita giramos todos, digamos lo que digamos. La importancia del suceso no radica en el atentado en sí - con ser grave y elocuente de nivel de violencia política existente en los EE. UU. - sino en la influencia que pudiera tener en las urnas a la hora de decidir el próximo noviembre quién debe estar al frente de nuestros destinos, (sí, de nuestros destinos) si la vicepresidenta actual Kamala Harris (descartado ya el demócrata Biden) o el hombre de la bala en la oreja. A Trump la campaña se le había puesto de cara, después del debate que protagonizaron en la CNN en la que quedaron en evidencia tanto las estulticias y excesos del uno como la senilidad del otro, pero esto la americanada no lo admite. Y ahora, desgraciadamente, la foto de la oreja ha encarrilado la campaña definitivamente hacia una lucha de símbolos e imágenes, en detrimento de los discursos y las propuestas. La imagen de Trump se consolida como mártir político entre sus seguidores de dentro y de fuera del Planeta. Ya verán. En este contexto, mi tesis es que, esa bala disparada por un chico joven pero matón, puede cambiar el curso de la historia, de nuestra historia. Por eso le dedico este picotazo. Así se está escribiendo la Historia hoy. No cualquier historia, no. La nuestra también, la de todos. Porque Estados Unidos no es un país, ya les digo, es un planeta, a pesar de que en el tema imperial le han salido competidores importantes en estas décadas como China. Preparémonos para tener a Trump hasta en la sopa, hasta que se nos atragante y haga que se nos olviden las demás cuestiones que ahora solemos considerar como trascendentales y que motivan nuestras cuitas como ciudadanos del mundo. Que así no sea. La opinión del autor no coincide necesariamente con la de Latinpress.es. emonte7@hotmail.com Colaboración especial para LatinPress®

Hay un loco por ahí - al que le siguen otros 800.000 que andan sueltos - que acaba de entrar en el Parlamento Europeo gritando algo así como que se acabó la fiesta. No estoy de acuerdo. La fiesta acaba de empezar, no se ha acabado ni mucho menos, y por desgracia para todos. Este personaje empezó haciendo el tonto en las redes sociales, propagando bulos, inventándose noticias, recibiendo multas y ha terminado su evolución con tres eurodiputados y la gestión de cinco millones de dinero público que le van a soplar en forma de pago por sus chorradas. Cito un solo ejemplo de su catadura moral, que es cuando filtró una foto de las hijas del Presidente del Gobierno y , entre otras lindezas, él y sus fans decían que había que violarla en manada al son del himno de España para que su padre aprendiese. Perdón, pero siento vergüenza ajena. Este es el personaje que ha conseguido tres eurodiputados, los mismos que Sumar por ejemplo, dejando clarito el nivel del personal cuando quiere pagar su cabreo con este tipo de voto de castigo. Tremendo él, pero tremendos también los 800.000 votantes que lo han apoyado. A la inevitable pregunta de cómo es posible que más de 800.000 españoles hayan depositado sus esperanzas en este esperpento político recién parido, no se puede acudir únicamente a las clásicas respuestas del populismo, la antipolítica, o el auge de la ultraderecha. La verdad, yo creo que no se responde de ninguna manera. El votante cabreado con su Presidente, con la izquierda, con el sistema y con la Unión Europea, tenía a su disposición varias opciones serias para mostrar su descontento. Con lo de serio quiero decir que, al lado de semejante personaje, los demás me parecen Manuel Azaña. Es significativo que hayan bautizado este novedoso engendro político con el ocurrente sintagma de "Se acabó la fiesta", cuando está claro que entre él y los demás mariachis con esvásticas que se pasean hoy por doquier y que no voy a citar, la fiesta no ha hecho más que empezar. Va a ser todo un espectáculo ver a estos botarates representándonos en el Parlamento Europeo, diciendo cosas como que los tomates necesitan más papeles para salir del huerto que un inmigrante ilegal para entrar en el país. Qué le vamos a hacer, paciencia, Señor. He leído por ahí que, el personaje rememora la figura de Ruiz Mateos disfrazado de Superman, e incluso la de Jesús Gil disfrazado de mama chicho, pero a quien de verdad ha recuperado este tipo cuyo nombre me niego a pronunciar es a Carmen de Mairena el día en que se presentó a las elecciones en Catalunya. Por aquel entonces, el tinglado no estaba lo bastante maduro como para que un espontáneo con el logo y el programa de una ardilla arrasara en las urnas. Hoy, desgraciadamente, parece que sí. Da mucha lástima recordar aquel especial de Inocente, inocente en el que ofrecieron a Chiquito de la Calzada la jefatura de un partido político donde, si ganaba las elecciones, sería presidente del gobierno y podría nombrar fistros en lugar de ministros. Sin embargo, mientras que este mamotreto no tiene ni fruta gracia, Chiquito era un humorista serio y no quiso aceptar ni en broma. Puede que mucha gente haya votado por reírse, pero lo mismo se les hiela la risa en la cara cuando la ardilla salga del árbol y anuncie otra década de invierno fascista en Europa. La opinión del autor no coincide necesariamente con la de Latinpress.es. emonte7@hotmail.com Colaboración especial para LatinPress®

El filósofo Daniel Innerarity ha escrito recientemente que defender hoy la democracia, frente a los avatares asociados a la llegada a las instituciones de una especie de internacional del odio a través de partidos de extrema derecha, no pasa por intensificar el combate entre la izquierda y la derecha, sino por acudir en ayuda de la derecha clásica, que no se está entendiendo correctamente a sí misma. Decir y razonar que hay que acudir en ayuda de la derecha clásica para defender la democracia puede escandalizar o extrañar a muchos pero merece ser pensado. Puede producir salpullidos en la izquierda, o entre quienes se consideran a si mismos como progresistas, ciertamente. Pero, ¿ por qué llega a esta aparente contradicción el filósofo español? Porque el elefante está ahí, en medio de la propia habitación y, hay quien no lo ve pero amenaza no sólo la habitación (entiéndase, la democracia), sino a los que hay dentro que somos todos y eso requiere de una revisión de ciertos principios e ideas que hasta ahora eran intocables. Es cierto que el progreso en la Historia ha venido siempre de la mano de los progresistas y nunca de los conservadores; especialmente cuando nos referimos a los derechos como personas, como trabajadores y en la lucha por eliminar las desigualdades. Pero, sentados y afianzados dichos principios como irrebatibles e irrenunciables, no es menos cierto, que hoy día ciertos movimientos y situaciones que solemos calificar como progresistas no lo son del todo. Sirva como ejemplo el concepto de crecimiento vs decrecimiento que enfrenta posiciones de progreso o de conservación en el planeta de cara a la supervivencia de la especie humana. Defender a ultranza la conservación de la naturaleza no solo no es una actitud conservadora sino de auténtico progreso. O promover la desaceleración del crecimiento puede no ser reaccionario sino todo lo contrario. El progreso no es el camino hacia un fin prescrito, sino la apertura hacia lo mejor. La idea de progreso es más bien un espacio de posibilidades de mejora que hay que explorar y conquistar y no tanto un dogma, una fe absoluta en lo que ha dado buenos resultados hasta ahora. Y si el progreso ya no es lo que era, qué sucede con su opuesto, ¿el conservadurismo? ¿es lo mismo ser conservador que reaccionario? Pues no. Querer conservar algo no es necesariamente reaccionario. Lo reaccionario tiene que ver con la nostalgia de otros tiempos, con el negacionismo, con el individualismo o egoísmo de los nuestros primero, con el machismo, con la asociación entre inmigración y delincuencia etc etc. A los reaccionarios se les ha parado el reloj y se enfrentan a una sociedad que rechazan de plano. Por eso se puede discutir con los conservadores acerca de lo que merece o no ser conservado, pero no es posible negociar con los reaccionarios sobre el alcance de sus soflamas porque suponen dar pasos atrás, cuando no resucitar a fantasmas pasados. Y por eso resulta imprescindible diferenciarse de ellos, no intentar copiarlos, no fundirse con ellos hasta confundirse y, de paso, confundir al electorado. En tiempos de zozobra política - y este lo es - el mejor servicio que se le puede hacer a la democracia es distinguir entre los conservadores y los reaccionarios. Esto puede interpretarse como un intento de ayuda al principal partido de la derecha española, pero no lo es; se trata tan sólo de tratar de evitar que su destino sea el de estar irremediablemente atado a los reaccionarios de las derechas más extremas, hasta verse sobrepasados por ellas. Recuerden la terna de la foto de Colón, ya sólo queda uno de ellos. En definitiva, se trata de transmitir la idea de que aún están a tiempo de seguir aspirando a ser representantes del liberalismo conservador y ser un partido de Estado en la España de hoy. Mañana puede ser tarde. La opinión del autor no coincide necesariamente con la de Latinpress.es. emonte7@hotmail.com Colaboración especial para LatinPress®

Sin lugar a dudas, el filósofo Salvador Illa es una figura relevante. Subrayo lo de filósofo porque para mí tal condición es más que la de político, incluso aunque su nuevo traje sea el de President de la Generalitat. Hay que reconocer que, de cuando en cuando, en medio del lodazal, se cuelan otras actitudes, otros estilos y este es el caso de Salvador Illa. Y aunque, ciertamente, sus habilidades dialécticas me parecen más bien escasas, su figura global sí lo hace destacable a base de parecer plano, bonachón y moderado. El tremendismo imperante en España convierte en políticos bien valorados a los que se muestran suavones y templados. Este filósofo Illa, parece un tipo serio, cortés y dialogante, cualidades que no estábamos acostumbrados a escuchar acerca de un político. Podían añadirse más elogios, pero este artículo no pretende ser un panegírico. Baste decir que su disposición permanente al diálogo han marcado un tono institucional con escasos parangones en la actual clase política española. Porque no olvidemos que en democracia el fondo también está en las formas. Su partido lo mandó a Cataluña no tanto porque fuera catalán sino porque sabía que podía resultar un caballo ganador en el hipódromo electoral catalán para competir con garañones y potrancas con ADN y, apostando por la transversalidad y el buenismo de un discretísimo jinete para demostrar que se puede derrotar al populismo que excluye y etiqueta. En efecto,”les altres catalans”,como nos llamaban en los 70 a quienes desde toda España habíamos emigrado allí, han ganado esta vez la carrera y, eso descoloca tela. Digamos que el efecto Illa interesa a su partido en particular, pero el estilo Illa nos conviene a todos. Su tono moderado y, la disposición a escuchar, es una clave de bóveda para la construcción del inmediato futuro que se va a dilucidar en Cataluña en los tiempos presentes pero también en España. Tengo la impresión de que, si la aritmética le ayuda, Salvador Illa está llamado a ejercer un papel preponderante en el devenir de Cataluña y, por ende, de España y, en esa medida, la operación Illa puede ser considerada como una cuestión de Estado. Su talante, moderación y capacidad de diálogo es fundamental para intentar resolver “ la cuestión catalana”, si no en una legislatura, en varias. De alguna forma el futuro inmediato de Cataluña probablemente sea también el de España. Cataluña es España y España es Cataluña. No renunciemos pues a ninguna parte de esa ecuación. Cataluña representa, hoy por hoy, nada menos que el 20% del PIB español y de nuestras exportaciones, amén de valores de todo tipo que no renunciamos a compartir. Cataluña y, el resto de España, no necesitan establecer un diálogo distorsionado hasta ensordecer por el griterío fundamentalista de uno y otro lado. Se trata de una cuestión biunívoca, no basta la actitud de una sola de las partes. Ambas partes necesitan de la pedagogía y del sentido de la Historia para superar el actual status de bloqueo político que tiene dos ejes: los independentistas no tienen un héroe de la retirada, alguien que repliegue las filas…Y, el españolismo, el constitucionalismo, no tiene el héroe de la reconciliación, alguien que esté dispuesto a sentarse y tratar de entenderlos y no zaherirlos tras su derrota. Ni unos ni otros lo tienen. Mantener una determinada concepción de la Historia, del derecho a la identidad de los pueblos, del concepto de patria y cosas de esas así en mayúsculas, son las realmente importantes y precisan de verdaderos líderes de Estado, no veletas sin rumbo. Ciertamente no será fácil pero para el objetivo de generar esperanza basta con que sea posible. Escribió Fernando Pessoa que “el valor de las cosas no está en el tiempo que duran sino en la intensidad con que acontecen. Por eso existen momentos inequívocos, cosas inexplicables y personas incomparables”. A lo mejor exagero pero para mí este es uno de esos momentos pessoa. La opinión del autor no coincide necesariamente con la de Latinpress.es. emonte7@hotmail.com Colaboración especial para LatinPress®

Ante la degradación progresiva del debate público en nuestro país y en nuestro tiempo, acelerada por efecto de una perversa desinformación que responde no a circunstancias explicables sino a un fenómeno fabricado, construido y publicitado a base de falsedades y maledicencias, y que es una mezcla letal para las democracias, bien vale dedicar unas palabras en este picotazo de hoy. Es esta desinformación trufada de populismo una peste del siglo XXI que amenaza al mundo occidental, y ha infectado también a España. Las mentiras descaradas en el discurso político no tienen ningún reproche social; el insulto es moneda corriente; las injurias son pura grosería y vulgaridad despreciables, incluso en sede parlamentaria con Madrid como territorio de avanzadilla, pero sin descartar la contaminación inminente a los demás. Y, aunque desde el periodismo veraz que aún queda, y desde el mundo de la cultura, hace tiempo que se viene dando la voz de alarma sobre los efectos envilecedores y perversos de la desinformación, lo hacen siempre por detrás y a remolque de las grandes plataformas como las empresas tecnológicas y los recursos de la industria de la desinformación, que han adquirido ya una envergadura imponente al servicio de quien las paga, sus amos. Pero, cuidado, no es sólo cuestión de tecnología. Es la sociedad misma la que ha cambiado y también sus valores, contagiada por esta peste que afecta a adolescentes y adultos, acosa y violenta a las mujeres, abandona y humilla a los más vulnerables y lo pervierte todo. Como consecuencia de ello, aumentan los comportamientos antisociales, comportamientos racistas, y emergen las manadas de diversas edades y territorios. La peste está aquí. Ya ha llegado. Tenemos el resultado indeseado de este desarme ético que se evidencia por parte de las sociedades democráticas ante los cambios vertiginosos del mundo digital. Le llamamos “trumpismo” en la política y tenemos múltiples ejemplos, incluida la propia sociedad norteamericana que corre el riesgo de repetir el esperpento. Sí, estamos locos. Es a nuestra salud mental a la que ataca directamente esta peste del siglo XXI, la desinformación que viene preñada de maledicencias y violencias. “La mentira os hará libres”, ironizó Fernando Vallespín en un libro de mirada temprana para referirse a una forma de hacer política sin el menor respeto a la verdad. Son tantos y tan sofisticados los mecanismos para hacer una mentira creíble que lo de menos es su verosimilitud. Es evidente que, con la radicalización política propia de los nuevos tiempos y una dialéctica grosera y violenta entre quienes nos representan, los valores democráticos que en España costaron sangre pueden verse seriamente devaluados. Aún así, sigue habiendo una mayoría, escasilla, que quiere defender el respeto mutuo en las relaciones entre diferentes; valores imprescindibles que preceden al acuerdo como base de toda convivencia. Dice el psiquiatra Enrique Rojas que para ser feliz hay que tener buena salud y mala memoria. Y aunque la frasecita bien merece otro picotazo soy de la generación que escuchó decir que bajo los adoquines estaba la playa y que hay que soñar con la utopía para ser realista. Seamos , pues , realistas. Pidamos lo imposible. Por ahora. Buenas tardes La opinión del autor no coincide necesariamente con la de Latinpress.es. emonte7@hotmail.com Colaboración especial para LatinPress®

Hoy en España hay dos discursos paralelos, dos relatos que no se encuentran. Imposible que se encuentren, porque van en direcciones opuestas. El uno tiene que ver con el pasado que se empeñan en revivir, en resucitar: que si terrorismo, que si ETA, que si guerra civil… lo escuchamos por doquier y a propósito de cualquier excusa o motivo interesado, casi siempre manipulado. El otro tiene que ver con el presente hecho futuro que empeñan en negar: ¡aquí no hay quien viva!, ciudades y barrios tensionados, precios de alquileres prohibitivos, alquileres turísticos etc etc. Parecen dos Españas viviendo en épocas distintas. Y no, es la misma España y estamos en 2024. Miguel de Cervantes define la Historia en el capítulo IX de su Don Quijote como “ camino de la verdad, émula del tiempo, depósito de las acciones, testigo de lo pasado, ejemplo, aviso de lo presente y advertencia de lo por venir” . La perversión política en España es de tal tamaño que, cualquier cosa por dolorosa que sea sirve para utilizarla en la contienda política, contienda legítima si se entendiera como respetuosa y limpia, que no lo es, para desgracia democrática. Estamos comprobando que, todo nuestro pasado reciente como nación se emplea como arma arrojadiza contra el adversario, convertido en enemigo irreconciliable con tal de obtener ventaja política. Así, temas como el terrorismo, la guerra civil, la amnistía, el golpe de estado, ETA etc., en sus respectivas versiones, son los temas que más se inoculan en la mente de los españoles, buscando su complicidad a pesar de que son temas añejos que no figuran entre las inquietudes reales de la sociedad que ya sabemos que son otros muy distintos. Consecuentemente, con este afán por mantener vivas las heridas y tratar de hurgar en ellas, se aprecia un incremento de la agresividad y violencia a propósito de cualquier cosa previamente inoculada de pasiones y de intereses espúreos, claro, es una especie de transfusión sanguínea desde el ámbito político público a ciertos comportamientos sociales de la población. Y luego nos quejamos. Agresividad y violencia que contrastan, a su vez, con una cierta placidez y bondad de los indicadores de la salud económica del país que sigue creciendo, incrementando el empleo, los salarios, el producto interior bruto etc., hasta el punto de que el ministro de Economía se queja de que nadie le insulta ni le mira con desdén. En el caso español, la mayoría de los pretextos presentados para no recordar la época franquista y la época terrorista de ETA, es que no debemos reabrir las heridas del pasado. Una nación no puede cicatrizar sus heridas mientras la memoria colectiva esté cuestionada, prohibida, negada, perseguida y, manipulada. Afrontar la memoria histórica, democrática a las víctimas del periodo franquista, o a la del terrorismo de ETA, es una forma de devolverle a la historia española la dignidad que merece. Pero también debiera servir para sacar a la luz realidades de la historia contemporánea española largo tiempo ocultas. De este modo, la memoria de las víctimas podría convertirse en un gran antídoto contra el odio y el prejuicio en España. Odio y prejuicios que, lamentablemente perduran en la medida de que todo el tema de la memoria está trufado de política partidaria, sucia y vergonzante, protagonizada por ventajistas y forajidos que sólo ven votos donde otros ven dolor y olvido. Y, mientras dura este relato no hay bemoles para ponerle los cascabeles al tema de la dignidad de disponer de un techo. Así no se hace España. Como decía la senadora Amidala en el episodio III de la saga de Star Wars : “ Así muere la libertad, con un estruendoso aplauso ”. La opinión del autor no coincide necesariamente con la de Latinpress.es. emonte7@hotmail.com Colaboración especial para LatinPress®

(Dedicado a mis hijos Laura y Javier, padres de un tesoro de condición autista, Javier) El 2 de abril es el Día de El Autismo. Al margen de que por ahora, el tema de las discapacidades no entra en nuestras agendas prioritarias y, cuando entra lo es a calzador y de forma sensiblera, hipócrita o caritativa, lo cierto es que viene bien para agitar un poco y, para dar un picotazo a más de uno. Pero también para dedicar un momento a la valoración, al agradecimiento, a la memoria y, a lo por venir, considerando que discapacitados somos y seremos todos y todas en alguna manera y medida. Y, por supuesto, para reivindicar la necesidad de invertir en una economía del cuidado resiliente e inclusiva. Aprovecho este día para reconocer la dedicación y el trabajo de todas aquellas personas cuidadoras de personas con autismo. Dedicación que viene reduciéndose al ámbito doméstico (casi exclusivamente padres y madres), círculo que pretendo ampliar para reconocer, reivindicar y exigir que la atención, el cuidado, el acompañamiento y los recursos no pueden ser una competencia que sólo afecte al primer círculo - las madres y padres -, sino que también es una obligación moral de la familia entera y de la comunidad (palabra esta excesivamente ampulosa que hay que definir) sea ésta la educativa, la vecinal, la social y, por supuesto, la administración política, pues este como otros temas necesitan de las políticas públicas con su financiación correspondiente además de golpes de pecho o buenas palabras. Todo ello, además, por una cuestión de justicia social y equitativa pues, con frecuencia el perfil de las personas que asumen, en mayor medida el papel de cuidadoras, precisan a su vez, el cuidar su propio bienestar emocional y físico para que no se resienta su calidad de vida. Repito, por un cuestión de justicia. La situación actual de los cuidados en nuestro país, según los datos recabados del IMSERSO 2023, señalan que hay un millón y medio de personas con derecho a prestación por dependencia, lo que supone el 3% de la población española. Y, si nos referimos al autismo, estamos viendo cómo aumenta exponencialmente hasta llegar a la estremecedora cifra del 1% de los niños nacidos Esta gran demanda en nuestra sociedad es cubierta principalmente por cuidadores familiares, que asumen tanto el apoyo en las actividades de la vida diaria como los cuidados específicos relacionados con cada causa de discapacidad, que en el caso del autismo es 24/7 la vida entera. El tema es que, cualquier persona que se dedique a atender las necesidades de otra sufre un desgaste, más cuando tiene que estar disponible permanentemente sin nadie más a quien pedir apoyo. Cuidar a alguien implica cierto riesgo de desarrollar lo que se conoce como el “síndrome del cuidador”, que consiste en un estado de fatiga acompañada de sensación de impotencia, tristeza, ansiedad y hasta de síntomas físicos. Dicho en positivo, si el cuidador está bien eso repercutirá en la persona cuidada; pero también se podría poner en negativo, claro, y dificultar la efectividad de su dedicación. Vamos, que es una especie de círculo vicioso. Para evitar llegar a ese punto y poder mantener la calidad de la atención, las personas cuidadoras necesitan apoyos para compartir el cuidado, poder dedicarse tiempo a sí mismas y relacionarse con otras personas en otros entornos. Como cualquiera, como todos. En el caso específico del autismo, la investigación disponible sugiere que los padres experimentan un mayor nivel de estrés que los cuidadores de personas con otras necesidades y, por supuesto, de la población en general. Y ello, porque no sólo han de prestar un alto grado de cuidados y de tiempo material (además de atender sus propios trabajos para poder vivir), sino que tienen que apoyar más a su educación y socialización, lo que supone una responsabilidad extra y un mayor desgaste. Además, la interacción de las personas autistas (niños o no tan niños) con sus cuidadores padres o personal educativo, es menos gratificante para estos con el consiguiente aumento de frustración. El autismo es una condición que sigue siendo poco conocida en algunos ámbitos, lo que supone que las personas que les apoyan no encuentren siempre en su entorno la comprensión y ayuda que les permita aliviar su carga. Podríamos empezar por ahí. En resumen, lo que trato de defender es que el tema de la atención y cuidados a personas con discapacidad es cuestión de todos, desde los más próximos a los más lejanos, pero todos dentro de un compromiso colectivo que hemos de asumir como sociedad democrática cuya máxima debiera ser atender más y mejor a los que más lo necesitan. Todos podemos ayudar a mejorar la calidad de vida de las personas autistas y de quienes les cuidan. Simplemente, al apoyarles de manera informal en aquello que necesiten, relacionarse con ellos de forma natural y facilitar sus actividades, espacios y tiempos de respiro. No es necesario ser un especialista en autismo ni un profesional de los cuidados, basta con ser parte de su familia, sus vecinos, compañeros, amigos… La opinión del autor no coincide necesariamente con la de Latinpress.es. emonte7@hotmail.com Colaboración especial para LatinPress®