Buscar resultados para 'Mariela Sagel' (8)
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En la Calle Princesa, del centro de Madrid, se erige el Palacio de Liria, una de las residencias privadas más importantes de la capital del reino, construido entre 1767 y 1785. El III duque de Berwick y de Liria, don Jacobo Fitz-James Stuart y Colón ordenó su construcción, dentro de un estilo neoclásico, de planta rectangular, alargada y compacta en su interior, de apariencia sobria y con hermosos jardines pulcramente diseñados que lo rodean. Posteriormente el XVII duque de Alba, don Jacobo Fitz-Stuart y Falcó planteó varias reformas, que le dieron valor agregado a la edificación, en el siglo XX. Se decía que el Palacio de Liria fue el primer edificio de Madrid digno de armonizar con el Palacio Real, no tanto por la similitud en su estilo neoclásico, sino por las variantes que existen entre ellos: el palacio de Liria no fue construido próximo al paseo del Prado, sino a las afueras de la ciudad, cerca de la puerta de San Joaquín, que marcaba el límite de Madrid por el noroeste. Hoy su estética es de estilo romántico inglés, compuesto de un prado central con centenarios magnolios, cedros, castaños, tejos o cipreses y rodeado de caminos, mientras que la parte de atrás fue rediseñada en 1916, recuperando la impronta clasicista que formaban el parterre, la fuente central y arboledas decoradas con esculturas antiguas y modernas. El III duque de Berwick, Jacobo Fitz-James Stuart era nieto del mariscal inglés Jacobo Fitz-James, hijo natural del rey de Inglaterra, Escocia e Irlanda, Jacobo II Estuardo y de Arabellla Churchill, hermana del I duque de Marlborough, John Churchill. El mariscal de Berwick fue educado en Francia, después de que su padre fuese destronado tras lo que se llamó “Revolución Gloriosa” de 1688. Después de algunas batallas victoriosas en la Guerra de Sucesión Española, el rey Felipe V le concedió el mayorazgo y título de duque de Liria (localidad valenciana) y de allí se asentaron en España. La madre de don Jacobo era hija de la duquesa de Veragua, heredera directa de Cristóbal Colón, y por tal motivo, en esa mansión se custodian los archivos de la Casa del Alba, el mayor conjunto de autógrafos originales del Almirante Cristóbal Colón. EL PALACIO DURANTE LA GUERRA CIVIL Durante la Guerra Civil Española, el palacio de Liria fue confiscado y el XVII duque de Alba, a la sazón dueño de la edificación y abuelo del actual duque don Carlos Fitz-James Stuart y Martínez de Irujo fue designado embajador en Londres. En noviembre de 1936 el palacio fue bombardeado y saqueado, solamente quedaron en pie sus cuatro fachadas, pero las pérdidas en el interior fueron incalculables. Las principales obras artísticas pudieron ser salvadas gracias a la labor de una Junta de Incautación y Protección del Patrimonio Artístico de la República Española, organismo creado a principios de la guerra para hacer frente a los saqueos y destrucciones. La mayor parte de la colección de pintura se trasladó del Museo Nacional del Prado a la sede de la Sociedad de Naciones de Ginebra. Los muebles, documentos y libros de vitrinas y otros objetos de valor fueron guardados en diferentes lugares de Madrid, como el Banco de España, la embajada inglesa o la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Tras la contienda, tomó más de 15 años recuperar los bienes, aunque se perdieron más de sesenta cuadros, muebles, lámparas, alfombras y otros objetos. Casi todo el archivo administrativo de ricos fondos documentales fue presa del fuego, lo que representaba casi un noventa por ciento del acervo y más del cincuenta por ciento de los libros de la biblioteca. Una vez finalizada la Guerra Civil, y habiendo cumplido con su misión en la embajada española en Londres. en 1945, el XVII duque tomó la decisión de reconstruir el palacio. Contrató a destacados arquitectos, pero su prematura muerte le impidió verlo terminado, dejando a los XVIII duques de Alba, doña Cayetana* y don Luis Martínez de Irujo este legado quienes, invirtiendo grandes esfuerzos y dedicación, culminando su remozamiento y decoración, a la vez que ampliaron la colección de pintura, muebles y otros elementos decorativos, enriqueciendo la colección existente y devolviendo el esplendor de antaño al mítico palacio. Hoy día es la residencia del XIX duque de Alba, don Carlos Fitz-James Stuart y sede de la Fundación Casa de Alba y sus colecciones de arte son consideradas de las más destacadas del mundo. En el Palacio de Liria se puede vivir la historia de uno de los más distinguidos linajes de España y el recorrido de sus salones nos permite sentir la huella de los siglos pasados y conocer, no solo la historia de una de las familias más notorias de España, sino algunos de los acontecimientos más importantes de España y del mundo. Su colección histórico-artística fue incorporándose gracias a la labor de mecenazgo y coleccionismo de los duques de Berwick y Alba durante más de quinientos años. Pintura, escultura, tapices, muebles, grabados, documentos y libros, además de porcelanas y otros objetos de arte se reparten por los diferentes salones, ofreciendo una colección única. No faltan obras de los grandes maestros como Goya, Velásquez, Murillo, Zurbarán, Greco, Rubens, Tiziano, y muchos otros. El palacio también ha sido visitado por personalidades mundiales como Arthur Rubinstein, Winston Churchill, Theodore Roosevelt, Oscar Wilde, Igor Stravinski, José Ortega y Gasset y Charlie Chaplin, entre muchos otros. LAS CARTAS DE COLÓN Esta magnífica exposición que pude visitar recientemente explora la relación de la Casa de Alba con el continente americano a través de su patrimonio histórico artístico. Por primera vez se muestran 24 cartas autógrafas de Cristóbal Colón y otros documentos colombinos junto a la selección de importantes papeles americanos del archivo del palacio de Liria, junto a pinturas, esculturas, artes decorativas y arte virreinal del patrimonio americano de la Casa de Alba. La responsable de esta colección invaluable fue Rosario Falcó, entonces duquesa de Alba, que era una mujer de una curiosidad incisiva y adelantada a su tiempo. Ella estaba ordenando papeles administrativos que iban a tirar, a fines del siglo XIX y encontró estas cartas con la rúbrica de Cristóbal Colón. Tuvo la visión de darle el valor que tenían estos escritos, y se encargó personalmente de traducirlos, de publicarlos y también de archivarlos para que se conservaran en buen estado y se pudieran apreciar como ahora. Y en esta ocasión, por vez primera, se muestran a los ojos del mundo. Hay cartas personales del almirante más íntimo, documentos enviados a los Reyes Católicos en los que da queja de la pérdida de sus privilegios e incluso, un recibo con el sueldo que recibieron los marineros que se enrolaron con él en aquel primer viaje a América. Joyas documentales que han sido reunidas en “Cartas de Colón, América en la Casa de Alba”, una exposición que no solo muestra esos papeles, sino que recorre la historia de cómo llegaron a Liria, cómo fueron descubiertos y cómo se han conservado estos documentos y otros imprescindibles para comprender la historia de América, el continente. «Colón debía escribir una barbaridad. Hay cartas sobre su caída, hay memoriales reivindicando a los Reyes sus derechos, escritos sobre sus asuntos económicos, cartas a su amigo el padre Gorricio diciéndole que no puede zarpar porque hay mal tiempo en el Estrecho, a sus cuñados…Y también la más bonita, que escribió a su hijo Diego, en la que se despide con un ‘Tu padre que te ama como así’. En esa carta, le cuenta que le envía otra para la reina junto a una pepita de oro de un kilo. Y le dice que se la dé después de comer, que estará más dispuesta a oírle», detallaba en la presentación de la muestra Consuelo Varela, investigadora de la Escuela de Estudios Hispanoamericanos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), y especializada en la figura de Cristóbal Colón, quien ha comisariado esta muestra junto al director cultural de la Casa de Alba, Álvaro Romero. «Las exposiciones en general presentan a Colón como el descubridor, el colonizador, el mataindios… Aquí hemos querido contar cómo era el hombre», añadió Varela antes de relatar con Romero cómo era el Almirante: un hombre coqueto, preocupado por la calvicie, y de carácter difícil. Además de las cartas, en el Palacio de Liria se muestra el Cuaderno de a bordo de Colón, donde de su puño y letra pintó el norte de La Española (hoy República Dominicana y Haití) y que él pensaba que era tierra firme y no una isla. Gracias a préstamos de otras instituciones, se puede ver de cerca su testamento o algunos de los retratos que a lo largo de la historia se han pintado de él, a pesar de que no se conoce su aspecto real. Las cartas de Colón llegaron a la Casa de Alba en el siglo XVIII gracias al matrimonio entre el II duque de Berwick, Jacobo Fitz-James Stuart con Catalina Colón de Portugal, duquesa de Veragua y descendiente del almirante, a quien le tocó librar varios litigios familiares para heredar las misivas, que luego pasaron a ser propiedad de su hijo. De Rosario Falcó hay que resaltar, además de su visión y compromiso, bisabuela del actual duque de Alba, que era muy trabajadora y murió con apenas 47 años y que no llegó a ser miembro de la Academia de la Historia por el simple hecho de ser mujer. Pero no solo esos tesoros esconden la Casa de Alba. Además de su relación con el gobierno de los virreinatos americanos “hubo un duque que fue presidente del Consejo de Indias. Y en aquel tiempo, era algo habitual llevarse los papeles a casa”. Eso lleva a identificar el archivo de la Casa de Alba en uno de los archivos privados más importantes relacionados a la Historia de América. En algunos de esos documentos americanos se habla del mestizaje. Está la carta de legitimización de Francisco Pizarro, que tuvo dos hijos mestizos con una princesa inca y le pidió al rey que los reconociera como legítimos. Hay cédulas reales donde la Corona pide que no se esclavice a los indígenas americanos y otras que fomentan el matrimonio entre españoles e indias. También se muestran cartas de personajes como Miguel de Legazpi, Núñez de Balboa o Ponce de León, nombres que escribieron la historia de América. Otras joyas que destacar es el Nobiliario de Indias, un conjunto documental formado por 232 escudos que los Reyes Carlos V, Juana I y Felipe II entregaron a ciudades, conquistadores españoles y nobles indígenas como Moctezuma, papeles de gran valor histórico y artístico. También se pueden apreciar objetos muy valiosos, como cofres y arcas, decorados en plata y carey, producidos en los virreinatos americanos, para completar esta magnífica muestra que valida el vínculo que desde hace siglos une a América, la Casa de Alba y el Palacio de Liria que, por si fuera poco, terminó de construirse con las rentas del otro lado del océano. *Cayetana fue la rocambolesca Duquesa de Alba que murió en 2014, se casó 3 veces y tuvo 6 hijos, el mayor de ellos es el que vive en el Palacio de Liria. La opinión del autor no coincide necesariamente con la de LatinPress.es marielasagel@gmail.com Colaboración especial para LatinPress® marielasagel@gmail.com
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Lo que hoy se conoce como Tesalónica pertenecía al reino de Macedonia, (en griego, Μακεδονία, transliterado como Makedonía), llamada también Macedonia griega o Macedonia del Sur, al norte del país helénico. Tesalónica o Salónica (en griego Θεσσαλονίκη, Thesaloniki, o Σαλονίκη, Saloniki) es la capital histórica de la provincia romana de Macedonia, así como la capital de la región de Macedonia Central y la segunda ciudad más poblada de la Grecia actual. A ella se hace referencia siempre que se menciona al omnipresente Alejandro Magno, que nació en Pella, y durante los pocos años que vivió (apenas 32) conquistó muchos reinos. Fue rey del antiguo reino griego de Macedonia (desde 336 a. C.), hegemón (supremo) de Grecia, faraón de Egipto (332 a. C) y Gran rey de Media y Persia (331 a. C), hasta la fecha de su muerte. Sucedió a su padre Filipo II en el trono en 336 a. C., a la edad de 20 años, y pasó la mayor parte de sus años como gobernante liderando una extensa campaña militar a lo largo de Asia Occidental, Asia Central, partes de Asia del Sur, y Egipto. A la edad de 30 años, había creado uno de los más grandes imperios de la historia, extendiéndose desde Grecia hasta el noroccidente de la India. Nunca fue derrotado en batalla y se le considera mundialmente como uno de los más grandes y exitosos comandantes militares de la historia. No debe confundirse con Macedonia del Norte, país de los Balcanes que tiene fronteras con Kosovo, Albania, Bulgaria y la misma Grecia. La Madre Teresa de Calcuta nació en Macedonia del Norte. Macedonia griega es la antigua patria de Filipo II, Alejandro Magno y el corazón del antiguo Imperio helénico. Del antiguo reino de Macedonia han quedado muchos sitios antiguos, como el de Vergina, donde se encuentra la tumba de Filipo II, Pella, la ciudad natal de Alejandro Magno, Díon, la ciudad de Filipo a los pies del monte Olimpo y Estagira, la ciudad natal de Aristóteles. Macedonia está la península Calcídica (en griego Χαλκιδική) con el monte Athos. Picada por la curiosidad por conocer este lugar, y habiendo visitado Macedonia del Norte, en cuya capital, Skopie, se erigen enormes estatuas tanto de Alejandro como de su padre, Filipo, y también, en menor escala, de su madre Olimpia, y alimentando mi fascinación por este personaje, viajé a Tesalónica, encontrándome una ciudad acogedora y ordenada, a orillas del mar Egeo, con la alegría griega que es contagiosa, y los mejores mariscos. Desde las primeras etapas de la Revolución Griega, el gobierno provisional de dicho país reclamó a Macedonia como parte del territorio nacional griego, pero de acuerdo con el tratado de Constantinopla de 1832, que definió las fronteras tras su independencia del Imperio Otomano, el límite norte del país estaba entre Arta y Volos, dejando fuera a Macedonia. Cuando el Imperio Otomano comenzó a disolverse, Macedonia fue reclamada por todos los miembros de la denominada Liga Balcánica (Serbia, Montenegro, Grecia y Bulgaria) y por Rumania. De acuerdo con el tratado de San Stefano que terminó con la Guerra ruso-turca de 1877-8, toda la región macedónica fue incluida en Bulgaria, a excepción de la zona de Tesalónica. Sin embargo, el Congreso de Berlín de ese último año devolvió gran parte de la región al Imperio Otomano. Macedonia tenía una población compuesta por griegos, búlgaros, serbios, albaneses, y turcos. Grecia, desde los años 1890 había comenzado a actuar secretamente en esos territorios. De nuevo, como pasó durante la guerra de independencia o la guerra de Crimea, bandas autoproclamadas «combatientes por la libertad», «Makedonomakhoi», tomaron las armas para exigir la unión de Macedonia al reino griego. El primer pretexto había sido la creación de un exarcado* ortodoxo en Bulgaria que era parte de la competencia del Patriarcado de Constantinopla. De esta forma los «Exarquistas» eran búlgaros y los «Patriarquistas», griegos. El conflicto era religioso y político, con el único objetivo de obtener el control de la región. La Organización Revolucionaria Macedónica fue fundada en 1893 y fue sostenida por los búlgaros. La Ethniki Etairia griega, (Sociedad nacional), ayudaba a Makedonomakhoi. El gobierno de Atenas les aportó el financiamiento vía sus agentes consulares, concretado por sus consejeros militares. Los cretenses participaron también en las operaciones de guerrilla (en su novela “Alexis Zorba” –Zorba, el griego–, Nikos Kazantzakis evoca las matanzas de sus héroes). Los partidarios de la unión con Grecia aumentaron poco a poco su influencia y se encontraron en posición de fuerza, lo que preparó la anexión a Grecia en el momento de las guerras balcánicas de 1912-1913. En 1912, durante la primera guerra de los Balcanes, los otomanos fueron expulsados de la región, que pasó a estar bajo soberanía griega a partir del final de la Primera Guerra Mundial. Recordemos que los turcos otomanos estuvieron apoyando al eje nazi en esa guerra y a partir de allí surgió la idea de una Turquía republicana, que se concretó en 1923. Además de Alejandro Magno, Tesalónica también vio nacer a Mustafá Kemal Atatürki, el padre de la Türkiye de hoy, que disolvió el sultanato para crear una república moderna, occidentalizada y laica, con una visión incomparable. Esto fue posible en el año 1923, hace 101 años, después de más de 6 siglos de ser imperio. El filósofo Aristóteles, que fue el maestro de Alejandro Magno desde los 13 años, habitó en Mieza, también en el antiguo reino de la Macedonia griega. Se dice que Alejandro dormía con una copia de la Ilíada (cuyo autor es Homero y narra la guerra de Troya, ubicada en Türkiye) bajo la almohada. Alejandro nació en Pella y hacia allá me dirigí un día de sol en plena entrada de la primavera. Toma unos 45 minutos llegar a este sitio, que tiene una impresionante estatua del venerable macedonio sobre su famoso caballo, Bucéfalo, que quiso conquistar el mundo, no sin antes pasar por Vergina. Allí visitamos su museo y tumbas, principalmente el Gran Túmulo situado en pleno centro de la ciudad para seguir al museo arqueológico de Pella. La museografía es impecable, como todo lo que concierne al célebre macedonio, y fue enriquecedora la visita. Al regreso a Tesalónica, pude disfrutar de un paseo por su malecón, ancho y concurrido, con una brisa marina inigualable y las estatuas de Alejandro y sus padres por doquier y la flora en su apogeo, dando vistosidad a las calles. Lo siguiente fue conocer la ciudad de Tesalónica a profundidad y para ello tuve una guía experta en historia, e incansable caminadora, con la que estuve todo el día recorriendo la ciudad. Su patrimonio histórico, artístico y arqueológico es inmenso y fue reconocida como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1988 con la denominación Monumentos paleocristianos y bizantinos de Tesalónica y en 1997 fue la Capital Europea de la Cultura. Visitamos la Torre Blanca (Lefkos Pyrgos), que es uno de los principales monumentos y el símbolo iconográfico más reconocible de Tesalónica. Actualmente alberga un museo sobre la historia de la ciudad y sus alrededores son uno de los lugares de encuentro preferidos por los lugareños y turistas, con amenos cafés y terrazas con vista. Nos dirigimos al Arco de Galerio, que es muy conocido localmente con el nombre «Kamara» (arco en griego). La plaza alrededor del monumento está siempre llena de gente porque es un punto de encuentro habitual de los tesalonicenses. A 50 metros de Kamara está la Rotonda o iglesia de San Jorge, donde se sitúa el mausoleo de Galerio (emperador romano reinó en el siglo IV). La devoción ortodoxa se puede palpar en todos estos sitios de culto, con sus decorados recargados y los íconos clásicos. Otro monumento importante de la antigüedad es el Palacio de Galerio. Se construyó entre el 250 y el 311 d. C. como sede oficial de la parte oriental del Imperio Romano durante dos períodos 229-303 y 308-311 d. C. Según fuentes históricas importantes, además de Galerio, emperadores de ese siglo IV tales como Teodosio I se alojaron en este palacio. Se localiza en la actual Plaza Navarinou. Las murallas antiguas de la ciudad datan de los siglos IV y V, rodeadas de imponentes fortificaciones como el Heptapyrgion («Fortaleza de las Siete Torres«), la Torre del Triángulo (o Torre de la Cadena) y la Fortaleza de Vardar. El Foro Romano de Tesalónica fue el centro administrativo de la ciudad a partir de la época romana. Su construcción comenzó a finales del siglo II d. C. como reforma de un ágora existente del período imperial temprano donde también se ha encontrado unos baños del período helenístico. El complejo se organiza en torno a una superficie pavimentada rectangular. Tres de los lados formaban pórticos de dos pisos con doble hilera de columnas corintias que dan acceso a los espacios públicos. En el siglo V las funciones administrativas de la ciudad fueron transferidas al complejo del Palacio de Galerio. Nos dirigimos a Panagía Ahiropíitos (Iglesia del Acheiropoietos o Iglesia de Nuestra Señora del Milagro «No hecho a mano»), basílica paleocristiana del siglo V. Después a Hosios David (Iglesia de San David de Tesalónica) de finales del siglo V, que también se le llama Monasterio de Latomos y de allí a la Mezquita Suluca. No dejamos de visitar Agios Dimitrios (Iglesia de San Demetrio), que es una basílica del siglo VII con hermosos mosaicos y una cripta del siglo V. La Agia Sofía (Iglesia de Santa Sofía) es un edificio del siglo VIII de gran tamaño rodeada de jardines y también cuenta con hermosos mosaicos y frescos. Panagía Chalkeon (Iglesia de Nuestra Señora Halkeon) data del siglo XI. Hay otras atracciones, como los baños bizantinos que datan de entre finales del siglo XII y principios del XIII, que estuvieron en uso hasta 1940. La Iglesia de Agia Ekaterini (Iglesia de Santa Catalina de Tesalónica) de finales del siglo XIII. El Monasterio de Vlatadon del siglo XIV desde cuyos jardines se obtiene una fantástica vista de la ciudad. La Iglesia del Profeta Elías del siglo XIV, la de San Nicolás Orfanós del siglo XIV, la Dódeka Apóstoli (Iglesia de los Santos Apóstoles de Tesalónica) construida entre los años 1310 y 1314, así como Agios Panteleimonas (Iglesia de San Pantaleón) del siglo XIV convertida en mezquita en 1548 y que fue conocida como Ishakiye Camii, que significa «Mezquita de Ishak (Isaac)». Continuamos con la visita a la Iglesia del Cristo Salvador del siglo XIV, seguido de la Mezquita Alaca Imaret (o Mezquita Ishak Pasha), construida durante el periodo otomano del siglo XVI, pasando por Bey Haman, baño turco de 1444 en el periodo otomano, también conocido como «Baños del Paraíso». A continuación, los Yahudi Hamam (o Pazar Haman), baños otomanos del siglo XVI. Su nombre turco significa «baño de los judíos«, porque el área estaba poblada principalmente por judíos sefardíes. También es conocido como Pazar Hamam, (bazar) porque se ubica en el antiguo mercado central de la ciudad. Casi desfalleciendo por la larga caminata visitamos Hamza Bey, mezquita otomana de 1468. Los tesalonicenses contemporáneos lo conocen también como Alkazar, por un cine que operaba en aquel lugar durante décadas, siguiendo por Pasha Hamam, baño otomano construido entre 1520 y 1530. De allí a Bezisten o Bedesten, edificio turco alrededor del que se despliega el mercado cubierto construido durante la dominación otomana y su diseño se basa en las mezquitas de la época. Como no podía dejar de visitar la casa donde nació Atatürk, nos dirigimos hacia allí, en İslahhane Caddesi (ahora 24 Apostolou Street) y allí se encuentra el Museo Atatürk y forma parte del Museo Turco. Tesalónica es un destino muy apetecible para los curiosos de la historia y de la vida hedonista de la Grecia que tanto ofrece, a todos los sentidos. *El exarcado es una palabra de origen griego que puede tomar dos significados diferentes en su acepción: militar, política y administrativa en un caso, específica para el Imperio Romano de Oriente y eclesiástica en el otro caso, aplicable únicamente a la Iglesia ortodoxa y a las Iglesias orientales católicas. La opinión del autor no coincide necesariamente con la de LatinPress.es marielasagel@gmail.com Colaboración especial para LatinPress® marielasagel@gmail.com
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Tuvimos la mejor guía y los mejores compañeros de viaje en la República de Malta. La organización del tour estuvo a cargo de la embajadora de ese país en Türkiye y éramos un grupo de apenas 11 colegas, de las más diversas nacionalidades, con sus familias. Malta es uno de los veintisiete estados soberanos que forman la Unión Europea. Es un archipiélago de once islas situado en el centro del Mar Mediterráneo, al sur de Italia, al este de Túnez y al norte de Libia. Debido a su situación estratégica, ha sido gobernado y disputado por diversas potencias en el transcurso de los siglos. Desde 1964 es independiente y en 2004 se adhirió a la Unión Europea. Con 7,000 años de historia, los primeros pobladores llegaron a esas islas alrededor del año 5,000 a.C. a través de los tiempos y con el paso de varias civilizaciones se han ido desarrollando obras magníficas de arquitectura megalítica, como lo son los templos de Hagar Qim y Ggantija, así como el Hal Saflieni Hypogeum. Tiene tres sitios que pertenecen al Patrimonio Mundial de la UNESCO y siete templos megalíticos que son algunas de las estructuras más antiguas en el mundo. En 2018 tenía una población de 475,700 habitantes con una distribución de 1457 hab./km², la más alta densidad demográfica entre los miembros de la Unión Europea. Este archipiélago es considerado uno de los seis microestados del continente europeo y además está entre los 10 países más pequeños del mundo en términos de superficie. Por el año 870 a.C. las islas fueron colonizadas por los fenicios, hábiles comerciantes y marinos. Posteriormente estuvo bajo el control de Cartago (uno de varios asentamientos fenicios en el Mediterráneo occidental que fueron creados para facilitar el comercio de las ciudades de Sidón, Tiro y otras de Fenicia que estaban situadas en la costa de lo que actualmente es Siria, Líbano e Israel) y eventualmente formó parte del imperio Romano. Los griegos llegaron a La Valletta alrededor del año 700 a.C. Pablo de Tarso, apóstol nacido en Cilicia, hoy Mardin, en Türkiye, visitó esas tierras en el año 60 a.C. y allí naufragó, llamándose la bahía donde esto ocurrió la Bahía de San Pablo. Posteriormente siguió hacia Roma, donde murió. Malta también fue ocupada por los árabes, que dejaron su impronta durante 220 años que se refleja en la lengua que hablan, así como los nombres de los lugares de interés. En 1091 el conde Roger de Lauria estableció exitosamente la ley normanda de Sicilia, que marcó el cambio y transición de la cultura árabe a la europea, adhiriendo los territorios a la corona de Aragón. La muralla medieval de la ciudad de Mdine es un testimonio de las influencias tanto árabe como normanda. Fue entonces cuando se creó la nobleza maltesa, de origen italiano, la cual sigue vigente. En la actualidad cuenta con treinta y dos títulos, siendo el más antiguo el de los Barones de Djar il Bniet y Buqana. Las islas pasaron a ser parte del Reino de Dos Sicilias. En el siglo XVI el imperio Otomano estaba en plena expansión, con pretensiones de conquistar Europa. Carlos V temía que los turcos pusieran bajo su égida estos territorios, especialmente por el peligro religioso hacia una Europa cristiana. En 1530, cedió las islas a los Caballeros Hospitalarios, conocidos también como los Caballeros de San Juan, que estaban errantes desde que el sultán Solimán II los había expulsado de Rodas, en 1522. Por los siguientes 268 años, esta orden (hoy conocida como Orden de Malta) transformó el archipiélago, y en 1565 empezó lo que se rememora como el Gran Sitio de Malta, bajo el mando del Gran Maestre Jean Parisot de la Valette, cuando se enfrentaron a más de 160 galeras y 30,000 soldados otomanos. Como en aquella época los musulmanes dominaban el norte de África, la caída de Malta hubiera permitido el acceso de los turcos al control estratégico del Mar Mediterráneo occidental, lo mismo que protegerían sus barcos mercantes. La Orden logró defender la isla en gran medida gracias a la ayuda del ejército español. Al fracaso turco se añadió, seis años después, la derrota en la batalla de Lepanto contra la Liga Santa, formada por España, Venecia, Génova y la Santa Sede, lo cual supuso la neutralización de su proyecto de expansión mediterránea. Para proteger la isla de futuros desembarcos, se construyó una ciudad fortificada en la península del monte Sceberras, bautizada La Valletta, en honor al Gran Maestre Jean Parisot de La Valette. El poder de los Caballeros Hospitalarios fue decayendo, lo que permitió a la flota de Napoleón Bonaparte arribar en 1798. Pero la soberanía francesa no duró mucho. Los malteses se rebelaron contra las muchas injusticias y apelaron a los ingleses por ayuda, que tomaron las islas como parte de su imperio. A través del siglo XIX, Malta era de vital importancia para los británicos, especialmente por su localización estratégica, estableciéndose una base naval y un astillero, lo que contribuyó al florecimiento del intercambio comercial. Malta estuvo bajo dominio británico hasta 1964, al lograr su independencia y se proclamó república en 1974. CRUCE DE CIVILIZACIONES Con tantos años de historia y de vaivenes políticos, Malta ha sido un crisol de culturas que la hacen única. El templo museo prehistórico subterráneo que se conoce como Hal Saflieni Hypogeum es un hito, así como el Ggantija, en Gozo, que son considerados las estructuras más antiguas del mundo (datan de 3,800 a.C.). La ciudad de Valletta fue fundada en 1566, creando una ciudad del renacimiento tardío dentro de murallas fortificadas para defenderlas. Tiene muchos sitios de interés, pero el más representativo es la Catedral de San Juan. En esa catedral se exhiben dos cuadros del pintor italiano Caravaggio que son impresionantes y el titulado “La decapitación de San Juan” es el único lienzo firmado por él. El otro es “San Jerónimo escribiendo”. El primero es el lienzo de mayor tamaño del maestro y la firma, de hecho, se realizó en perfecto estilo Caravaggio, camuflándola con el color rojizo utilizado para pintar la sangre que fluye del cuello de San Juan. La localización geográfica y herencia histórica de Malta reflejan la personalidad del país. La ocupación árabe influyó en la lengua que hoy hablan, pero la proximidad a Italia y Sicilia ejercieron su influencia también en la lengua, así como en la gastronomía y tradiciones religiosas. La breve ocupación francesa marcó el sistema legal y educativo y la pertenencia al imperio británico permitió que el inglés fuera la segunda lengua que se habla en el archipiélago, así como en la parte administrativa y comercial. La prosperidad romana se ha visto reflejada en la edificación Domus Romana, descubierta en 1881, justo en las afueras de las murallas de Mdina. La llegada del apóstol Pablo determinó el establecimiento de la cristiandad en la población y hay un sitio de peregrinaje en una caverna conocida como Grotto de San Pablo y las evidencias son reflejadas en numerosas catacumbas. Las portentosas iglesias barrocas están por todo el territorio. El legado de los Caballeros de Malta es primordialmente artístico, que a veces se le llama la Edad de Oro. Esto hace que la República de Malta sea una joya del barroco, que se puede apreciar en casas, acueductos e iglesias localizadas en la Valletta, Mdina y las Tres Ciudades, así como uno de sus más representativos símbolos, la cruz de las ocho puntas. Las iglesias suman más de 350 en Malta y Gozo. Cada parroquia celebra sus santos patronos con sendos desfiles, conciertos, fuegos artificiales que pudimos disfrutar a plenitud. NUESTRO VIAJE Aterrizamos en el aeropuerto de Valletta y visitamos el Augerge de Castille, desde donde despacha el Primer Ministro. Acudimos también el Museo de Bellas Artes (MUZA) donde nos atendieron a cuerpo de rey en una comida. Tuvimos la oportunidad de ver las cuevas subterráneas, el Monasterio Fidei, la catedral de San Juan, con sus obras de arte en pinturas y tapetes además de su rica arquitectura y decoración, así como los jardines Barrakka, que tiene vista a las Tres Ciudades, desde donde se puede apreciar la magnitud de la belleza natural de la que goza. Cruzamos, en bote, a Birgu y dimos un rápido paseo a Cittá Vittoriosa y cenamos en el Museo Marítimo. Todas las entradas a los sitios de interés fueron cortesía de Heritage Malta. Posteriormente nos trasladamos a la isla de Gozo, en un servicio de ferry, hospedandonos en Xlendi, en una especie de cala que ofrecía vistas espectaculares. La guía no nos dio tregua y salimos a Xaghra, para visitar los templos Ggantija, además de otros sitios donde se venden los preciosos bordados y encajes que rivalizan con los de Brujas. Los siguientes días fuimos a Inland, así como visitamos otras iglesias y disfrutamos de una barbacoa desde un mirador, con luna llena. En Malta es tradición comer conejo, así que aprovechamos a degustar los platos típicos que se cocinan con ese animal. También nos aventuramos en bote por unas preciosas y peligrosas cuevas rocosas rodeadas de mar. El tercer día fuimos a Victoria, visitando la parte antigua de la ciudad, por sus estrechas callejuelas y la iglesia de San Jorge, con su plaza enfrente. También visitamos el Museo de Arqueología en Cittadella y su histórico castillo. Fuimos a Villa Rundle y disfrutamos de las fiestas populares que se llevaban a cabo en Ghajnsielem. El último día volvimos a Malta para visitar la Domus Romana, la puerta de Mdina (donde se filmaron algunas escenas de “Juego de Tronos”) y apreciamos desde lo alto la magnificencia de estas hermosas islas. No dejamos de visitar las catacumbas y el parque arqueológico de Mnajdra, y disfrutamos de un clima mediterráneo en su apogeo (mes de agosto) y de sendos baños en el mar. Si hay un sitio donde se combina de maravilla la historia y la naturaleza, esa es Malta. La opinión del autor no coincide necesariamente con la de LatinPress.es marielasagel@gmail.com Colaboración especial para LatinPress® marielasagel@gmail.com
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La última de mis travesías en la maravillosa Türkiye fue al Monte Nemrut o Nemrud (Nemrut Dağ o Nemrut Dağı en turco), una montaña de más de 2.000 metros de altura al sureste del país euroasiático, muy conocido por las estatuas en su cima, pertenecientes a una tumba del siglo I a.C. Para llegar allá volamos a Adıyaman, que es una pequeña ciudad que gozó de mejores días antes del terremoto, pero que ahora carece de atractivo porque ni el castillo ni el museo están abiertos, solamente una interesante mezquita que vimos de lejos. Contratamos un tour para llegar hasta el Monte Nemrud, que pasó por Karakuş Tumulusu, un monumento funerario conocido como “hierothesion” (sitio sagrado) en honor a la reina Isias, su hermana Antiochis y su sobrina Aka I de Commagene, que fue construido por Mithridates II de Commagene entre los años 30-20 d.C, cerca de la villa Çukurtaş en Kâhta. Karakuş significa “pájaro negro”. Allí nos detuvimos a ver una columna coronada por un águila y un paisaje del valle y las riberas del río. Está rodeada por tres columnas dóricas, de unos 9 metros de altura. Éstas están rematadas por estelas, relieves y estatuas de toros, leones y águilas. Una inscripción señala que es una tumba real que alberga a las tres mujeres mencionadas. El monumento tiene inscripciones en griego en la parte externa que miran hacia la columna central al noreste y que hacen referencia a las personas a quienes están dedicadas las tumbas. Un tiempo después de que el reinado de Commagene fue anexado por el emperador romano Vespasian, en el año 72 d.C. la tumba fue saqueada. La columna colapsó durante el terremoto que azotó esa área en 2023 y pudimos apreciar apenas un intento de levantar el sitio. De allí nos dirigimos al interesante puente Cendere, también conocido como el puente de Séptimo Severo, cerca de la antigua ciudad de Eskikale. Este famoso puente, que es mencionado en las novelas de Santiago Posteguillo, especialmente en “Yo, Julia”, fue dibujado en 1883 por los arqueólogos Osman Hamdi Bey y Osgan Efendi. Osman Hamdi Bey fue un pintor pionero otomano y fundador del Museo Arqueológico de Estambul y de la Academia de Bellas Artes. También fue alcalde de Kadıköy en la época otomana y es el autor de la famosa pintura “El domador de tortugas” que se exhibe en el Museo Pera. Es un puente de un diseño prístino, sencillo, con un arco profundo y dos inmensas piedras en la parte más angosta del arroyo sobre el que está. Con una altura de 34.2 metros libres, es posiblemente la segunda estructura más larga de un puente romano de esas características (120 metros de largo y 7 metros de ancho). Por la temporada en que lo visitamos, había mucha gente bañándose en las aguas del río que allí pasa, incluso disfrutando de unas caídas de agua impresionantes. El puente fue construido con columnas corintias en honor del emperador Lucius Séptimo Severo (193-211), su segunda esposa, Julia Domna, y sus hijos Caracalla y Publius Septimius Geta. De allí pasamos muy brevemente por Arsemia Antik Kenti, que fue la capital del reino de Comaggene, y donde hay algunas estatuas que hacen referencias a sus principales protagonistas. Finalmente llegamos al sitio desde donde nos llevarían a ascender al Monte Nemrut. Cuenta la historia que el rey Antíoco I Theos de Comaggene mandó a construir en el año 62 a.C. un túmulo funerario en la cima de la montaña flanqueado por enormes estatuas (de 8 a 9 metros de altura) que son de su propia imagen, dos leones, dos águilas y diferentes dioses armenios, griegos y persas, como Hércules, Zeus-Oromasdes (asociado al dios persa Ahura Mazda), Tique y Apolo-Mitra. Las estatuas estaban sentadas, con los nombres de cada una inscritos en ellas, pero ahora los cuerpos están separados de las cabezas y presentan algunos daños en sus narices, posiblemente producidas por iconoclastas. También se aprecian losas con figuras en bajorrelieve que pueden haber sido parte de un gran friso, donde aparecen los antepasados de Antíoco, que eran armenios. Cuando uno finalmente llega a la cima del túmulo, por unos muy bien construidos senderos sin barandas, se encuentra con un espectáculo impresionante. Todas las cabezas tienen rasgos faciales griegos, además de vestimentas y peinados persas. El terraplén en la parte oeste cuenta con una gran losa con un león que se conoce como “El horóscopo del rey” y muestra la conjunción de los planetas Júpiter, Mercurio y Marte, que tuvo lugar el 7 de julio del año 62 a.C. sobre la constelación de Leo. Sobre el pecho del león aparece también la Luna, objeto celeste que formó parte de aquel espectáculo nocturno y encima la estrella alfa de la constelación, que se atribuye a Antíoco I. Se estima que esta fue la fecha de inicio de la construcción del monumento, y también que reproduce el día que fue investido rey por los romanos. La UNESCO incluyó el Monte Nemrut como Patrimonio Mundial de la Humanidad en 1987 y es usual que los visitantes esperen el amanecer en la cima de este túmulo. EL TOUR Y SU GUÍA A pesar de contratar un tour VIP con TripAdvisor, el guía era casi mudo, solo hablaba turco y kurdo. Nos preparamos para apreciar el deseo de un rey de construir su tumba en el punto más alto de sus dominios, frente a las cordilleras Antitauro investigando su historia para entender lo que íbamos a visitar. El esfuerzo de ascender (el guía no nos acompañó) valió la pena para ver ese espectáculo, en el que las cabezas parecen brotar del suelo rocoso, semejantes a los dioses caídos de una perdida civilización. Monte Nemrut se le ha catalogado como la octava maravilla de la antigüedad. Su descubrimiento fue por casualidad, por un ingeniero alemán que supervisaba unas obras viales y siguiendo los comentarios de los lugareños, descubrió las colosales cabezas. Se puso en contacto con la Real Academia Prusiana de las Ciencias. Posteriormente arqueólogos guiados por el ingeniero Karl Sester, el que descubrió el sitio, no daban crédito a lo que veían: pensaban que eran ruinas persas, hasta que encontraron una inscripción griega grabada en los zócalos de las estatuas de la terraza oriental, una de las tres de que consta el monumento y así pudieron enterarse de que era el panteón de Antíoco I de Comagene, soberano de un reino aliado de Roma, que construyó su tumba en el punto más alto de sus dominios. «Yo, Antíoco, he hecho construir este recinto en mi honor y en honor de mis dioses». Así proclama la inscripción que identifica cada una de las estatuas con los dioses griegos Apolo, Zeus y Hércules, asociados con los dioses persas Mitra, Ahura Mazda y Artagnes. Antíoco había decidido construir su tumba allí para estar más cerca de los dioses y velar por su pueblo desde la eternidad. A sus pies se hallaban los suntuosos túmulos de su padre, Mitrídates I Calínico, y de otros miembros de su familia; no muy lejos están las tumbas de las esposas reales, vigiladas por águilas labradas en piedra calcárea sobrecolumnas dóricas. Expediciones posteriores hicieron descubrimientos importantes, como el horóscopo griego ya descrito, así como la cabeza de la estatua de Antíoco I, que refleja una gran serenidad y belleza, con un notable parecido al omnipresente Alejandro Magno, del que el rey se ufanaba de ser descendiente por parte materna. Este sitio patrimonial, uno más de los muchos que tiene y mantiene con celo y esmero Türkiye, muestra la fusión artística de las culturas de Grecia, Persia y Anatolia, que es la cuna de culturas, en lo que fue un próspero reino de fronteras. A pesar del tiempo que ha pasado, persiste la fascinación por la pericia de los artesanos que esculpieron las gigantescas estatuas y la labor de ingeniería que llevaron a cabo los arquitectos del rey para poder alzar las cabezas a tan considerables alturas. Sin embargo, el enigma de dónde está la tumba del rey que se hizo construir esta maravilla aún está por descifrarse y habrá que esperar si algún día esto ocurre. La opinión del autor no coincide necesariamente con la de LatinPress.es marielasagel@gmail.com Colaboración especial para LatinPress® marielasagel@gmail.com
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Una tradicional leyenda de amor es la de “Los amantes de Teruel”, que narra la historia de dos jóvenes turolenses, Isabel de Segura y Diego de Marcilla, por el año 1217 y recientemente la editorial DobleUve ha publicado un libro “viajero” titulado “La soledad de Isabel”, escrito por Fabiola Hernández, en solo 19 ejemplares, numerados del 1 al 14 y el resto dedicado a los depósitos que exige la ley en la Biblioteca Nacional, Biblioteca Pública de Teruel, el Instituto Bibliográfico Aragonés y, el número 19, en depósito voluntario en el Ayuntamiento de Híjar. La edición No.1 del libro, empastado en cuero e impreso en un papel irrompible le fue entregado al destacado escritor turolense, Javier Sierra, en abril, por la alcaldesa de Teruel, Emma Buj, que a su vez me lo dio a mí en Ankara, capital de Türkiye, para que siga viajando por el mundo. La historia contenida en ese libro, es muy hermosa y tierna y relata el amor que tuvieron Isabel y Diego, y la oposición del padre de ella, un rico mercader, para que se unieran en matrimonio. Diego de Marcilla, muy educado, pero sin riqueza ni hacienda, le propuso a su amada que lo esperara cinco años, a fin de buscar fortuna y que el padre de Isabel lo considerara digno de casarse con su hija. El chico se fue a luchar en la Reconquista, ganando dinero por cinco años, mientras Isabel sorteaba toda clase de obstáculos que le ponía el padre para que no esperara y se casase con un rico pretendiente. Pero el tiempo pasaba e Isabel no sabía nada de Diego y presentía lo peor. Vencido el tiempo, aceptó casarse según el deseo de su padre, que organizó una despampanante boda. Se había corrido la voz de que Diego de Marcilla había muerto, por lo que Isabel, rota de dolor, se sometió a los deseos de su padre. La misma noche de bodas, Diego de Marcilla logró colarse en la habitación de los recién casados y le rogó a Isabel que lo besase, a lo que ella contestó: «No me pidáis que luche contra lo que más deseo en el mundo. Ya no tengo fuerzas, amado mío. Si volvéis a tocarme, no tendré ánimo para negaros un beso y si os lo doy, me odiaré el resto de mi vida». Diego volvió a insistir y ella se negó, para finalmente marcharse, deambular por las calles, ya sin alma en el cuerpo, y caer muerto. El día de su sepelio, Isabel fue a la iglesia donde lo velaban y se acercó y, exponiéndose a las habladurías, descubrió la cara apartando la mortaja y lo besó tan fuerte, que ella también cayó muerta. El pueblo acordó enterrarlos juntos, para siempre. En 1533, en la iglesia de San Pedro de Teruel, se encontraron dos momias bajo el suelo de la capilla de los Santos Cosme y Damián, y se los atribuyeron a los legendarios amantes, Isabel y Diego. Se renombró esa iglesia como Capilla de los Amantes y en 1995, debido a que la leyenda se había difundido tanto y cada vez la visitaban más turistas, las momias fueron trasladadas a dos sarcófagos esculpidos en alabastro. Desde 1996 en la localidad de Teruel, en la provincia de Aragón, como una tradición, se lleva a cabo la recreación medieval teatralizada de “Las bodas de Isabel de Segura”. Esta historia de amor, triste pero hermosa, que también ha sido llevada al cine y representada en sendas pinturas, algunas que pueden apreciarse en el Museo del Prado, ahora está recorriendo el mundo en el libro viajero “La soledad de Isabel” que he tenido el privilegio de recibir de manos del escritor turolense Javier Sierra, y a su vez entregaré formalmente en la próxima feria del libro de Panamá a un grupo de tertulia literaria. Para mayor impacto, recibí del escritor turolense, el ejemplar No.1 del libro en el mirador de la Torre Atakule, símbolo de Ankara, desde donde se ve toda la capital de Türkiye. Javier Sierra, hijo predilecto de Teruel, en donde hay un parque con su nombre, ganador del Premio Planeta 2017 y autor de más de 12 novelas, estuvo en Türkiye para el lanzamiento de la reedición de su afamado libro “La cena secreta” en turco –que se ha traducido a 45 idiomas y el único libro de un escritor español que ha sido distinguido por el New York Times entre los más vendidos– también abordó el tema del famoso mapa del cartógrafo otomano, Piri Reis, que dibuja el mundo pocos años después (1513) de que Cristóbal Colón pisara tierras americanas sin haber estado nunca en el continente. El original de ese mapa, impreso en piel de gacela, se exhibe, con algunas restricciones, en el Palacio Topkapi, última residencia de los sultanes otomanos antes de que se trasladaran al Palacio Dolmabahce. En su libro “La ruta prohibida y otros enigmas” , Sierra narra en forma detallada las interminables casualidades que tiene este famoso mapa con eventos que se dieron mucho antes de que las carabelas zarparan de Palos de la Frontera, en Huelva, España. Por su parte, la autora del libro viajero, Fabiola Hernández, también oriunda de Teruel, afirma que el libro rinde homenaje a la ciudad y a la historia de los Amantes de Teruel, en una versión novelada desde el punto de vista femenino. Este novedoso “bookcrossing” tiene un seguimiento en la red “X”, –antes Twitter— a través de la cual se pueden expresar las opiniones sobre el libro y conocer los lugares por donde está viajando. Este libro viajero es un proyecto editorial inspirado en la historia de los libros del impresor Eliezer ben Abraham Alantansi, que instaló en Híjar en 1485 la primera imprenta hebrea de Aragón y la segunda de la península. Con este proyecto, se le quiere dar valor tanto a la figura de Eliezer ben Abraham Alantansí como a la antigua sinagoga y la judería de Híjar, así como a los proyectos que se están llevando a cabo bajo la figura del impresor. Al mismo tiempo también se pone en valor a la Ciudad de Teruel porque con este libro viajero, que también ha sido traducido al inglés en la misma edición, se hará más internacional, si cabe, la historia de los Amantes de Teruel, para ser conocida en el mundo entero. La autora del libro, Fabiola Hernández, ha explicado que en la novela ha querido reflejar lo que vivió Isabel de Segura en los 5 años que estuvo esperando a que Diego de Marcilla volviese de la guerra. Las alianzas pergeñadas por el Señor de Segura con el Señor de Albarracín y la figura de Isabel como moneda de cambio. Un punto de vista femenino de la historia que no se había abordado hasta ahora. Otro símbolo interesante es que el hecho de que se hayan impreso un número de 14 libros responde a la suma de las seis puntas de la estrella de David que representan al impresor judío Eliezer y las ocho puntas de la estrella Mudéjar que representa a la ciudad de Teruel. Javier Sierra estará participando en la Feria del Libro de Panamá en agosto, como parte de la delegación de España, que es el país invitado. La opinión del autor no coincide necesariamente con la de LatinPress.es marielasagel@gmail.com Colaboración especial para LatinPress® marielasagel@gmail.com
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En la provincia de Tokat, al norte de la península de Anatolia se encuentra una localidad muy interesante que ya había visitado anteriormente. En esa ocasión estuve en un congreso de Ecoturismo y ahora me tocó participar de la reinauguración de una antigua edificación que sirvió desde hace 500 años como un histórico “caravanserai” (albergues que generalmente distaban unos 30 kilómetros unos de otros) para los comerciantes y viajeros que se desplazaban en camellos o caballos. Allí dormían y se alimentaban, además de abastecerse de lo que necesitaran, para seguir su camino, el cual se conoció como la “Ruta de la Seda”. Esa famosa ruta se empezó a llamar así desde el siglo XIX y formaba una extensa red de circuitos comerciales terrestres y marítimos, abiertos por China desde al menos el siglo I a. C., que interconectaban la mayor parte del continente asiático con terminales en las islas del Sudeste Asiático, el Mediterráneo europeo y la costa oriental africana. Sus diversos recorridos comenzaban en la ciudad de Chang’an (actualmente Xi’an –donde están los guerreros de terracota–), por entonces capital de China, pasando entre otras por Karakórum (Mongolia), el Paso de Khunjerab (China/Pakistán), Susa (Persia), el Valle de Ferganá (Tayikistán), Samarcanda (Uzbekistán), Taxila (Pakistán), Antioquía (Türkiye), Alejandría (Egipto), Kazán (Rusia) y Constantinopla (actualmente Estambul, Türkiye). Tokat es la capital de la provincia del mismo nombre, y fue conquistada por el imperio selyúcida a fines del siglo XII e incorporada al Imperio Otomano en 1392. La razón de mi visita fue la reapertura del hotel Silk Road Museum también llamado Deveciler hani, que fue restaurado para que fuera un atractivo turístico y un lugar de celebraciones y encuentros. Las habitaciones son amplias y los detalles muy bien cuidados, con muy buen gusto. Como toda edificación de su época, tiene varios recintos debajo, donde hoy día se celebran cenas, conferencias y fiestas. Su ubicación es privilegiada porque al lado del hotel están dos museos muy importantes, el Tokat Museum y el Tokat Şehir Müzesi, que tiene representaciones de cómo era la vida en los tiempos ancestrales que ha presenciado esta ciudad. Enfrente se puede apreciar el castillo de Tokat, al que no pudimos acceder por estar en restauración, pero que tiene una leyenda muy curiosa: Vlad Tepes, el Empalador, que inspiró al personaje de Drácula, de Bram Stoker, y su hermano Radu, fueron rehenes políticos de las autoridades otomanas durante varios años, a fin de que su padre, Vlad Dracul, príncipe de Valaquia, (localidad al sur de Rumania) colaborara con ellos. Cuenta la historia que su estancia como prisionero en ese castillo le hizo desarrollar su carácter violento y el odio que guio sus acciones contra el Imperio Otomano. Recientemente en los divertidos e ilustrativos podcast de Nieves Concostrina, se le llamó el más bestia de las bestias. Hay que recordar que Vlad Tepes y su hermano crecieron junto a Mehmet II, El Conquistador, el sultán que encabezó la conquista de Constantinopla y entre ellos germinó una rivalidad histórica. HISTORIA DE TOKAT Esta población se estableció en la era hitita, durante el reinado de Mitríades VI de Ponto y se convirtió en una de las muchas fortalezas de Anatolia. Se le conoció eclesiásticamente como Evdokia y se integró a la parte occidental del imperio de Trebisonda. Después de la célebre batalla de Manzikert (1071) Tokat quedó bajo el control de los turcos selyúcidas. Cuando murió el sultán Suleiman ibn Kutalmish en 1086, el emir de la época tomó el control del área, gobernando desde su base en la ciudad de Sivas (provincia al lado de Tokat). Así estuvieron por muchas décadas y posteriormente los selyúcidas volvieron a tomar el control de la región. Gracias a las conversaciones que sostuvimos con autoridades locales, que atendieron al grupo de invitados, supe que la diversidad religiosa es amplia, hay cristianos, judíos y de otras religiones, y se les respetan sus ritos y lugares de oración. Incluso bajo dominio musulmán selyúcida, Tokat siguió siendo un centro de la cultura griega política y la iglesia ortodoxa griega. Otra leyenda que sorprende a los visitantes es la de que el cónsul romano Julio César se refirió a esa ciudad cuando pronunció su famosa frase “veni, vidi, vici”, que se traduce como “vine, ví y vencí”. La teoría se basa en que siendo Tokat parte del Reino de Ponto, y una vez ganada la batalla de Zile (actual Türkiye) y después de cinco días de su llegada, y cuatro horas de batalla, ya se había alzado con la victoria. El reino del Ponto fue un estado helenístico de la antigüedad fundado en el año 281 a. C. tras las guerras de los Diádocos por Mitrídates I, procedente de una dinastía de origen persa la cual podría provenir de Darío I y la dinastía persa aqueménida. Estaba localizado al noreste de la península de Anatolia en la costa del mar Negro, entre los ríos Fasis y Halis, lugar que se conoce como la región del Ponto. Como estado helenístico, el reino poseía principalmente una cultura griega y el idioma oficial de facto era el griego, remontándose la presencia griega en el Ponto hasta el siglo VIII a. C. A los griegos de esta zona se les conoce actualmente como griegos pónticos. Otras atracciones Una visita a los museos mencionados y una larga caminata por la ciudad nos sirvieron de introducción a esta interesante localidad. Llegamos al puente peatonal de piedra “Gesilecek Yerler” que tiene unas magníficas fuentes que se activan cada cierto tiempo y allí nos recibió el alcalde. Como toda localidad turca orientada al turismo, al lado hay un restaurante muy bien montado, donde nos sirvieron una comida auténtica de la ciudad, estando el alcalde de Tokat en la mesa principal, junto a nuestro anfitrión, el señor Murtaza Kalender, dueño del hotel que, a pesar de tener tan abarcador programa, no descuidó ni un detalle para con nosotros. Visitamos mercadillos, tiendas, mercados de víveres, y recorrimos gran parte de la ciudad a pie, bajo la dirección de estupendos guías. Al final del día llegó la hora de la inauguración y los primeros en hacer uso de la palabra fuimos los embajadores que participamos en tan singular evento. Más tarde, se ofreció una cena muy animada, en la que tocó una orquesta cubana, que animó mucho el ambiente y, para mi emoción, la primera pieza que interpretaron fue “Historia de un amor”. Al día siguiente salimos para Ballica Cave, una de las cuevas más largas e impresionantes del mundo, donde con cascos protectores vimos estalactitas y estalagmitas y todas las formaciones inimaginables, por unos bien señalizados caminos con barandas para evitar cualquier resbalón. De allí partimos a visitar el lago Kaz, al que se llega por unos senderos de madera que se internan en los manglares que lo rodean. La visión que tienen los turcos de darle valor a los sitios con que los ha bendecido la naturaleza es enorme. Terminamos la jornada del día visitando una plantación de cerezas, que estaban en flor, y se nos permitió cosechar las que quisiéramos y la verdad sea dicha, estaban deliciosas. Fue una experiencia formidable, sobre todo conocer la proyección que en todo momento le quieren dar las autoridades a un sitio como Tokat, que no está en las guías de turismo convencionales, pero que ofrece muchas atracciones. Sobre el hotel, sobra decir que está diseñado con gran gusto y la tecnología de punta que requieren los tiempos. El techo central, transparente, se abre mecánicamente y también se puede proteger del sol mediante unas cortinas modulares horizontales. Cada habitación tiene nombre de un país, y a mí me tocó estar en la habitación de Italia, siendo la primera en ocuparla. La opinión del autor no coincide necesariamente con la de LatinPress.es marielasagel@gmail.com Colaboración especial para LatinPress® marielasagel@gmail.com
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En el elegante barrio de Üskudar, en la parte asiática de Estambul, se erige una mansión que usó el príncipe heredero Abdülmecid Efendi como residencia de verano entre 1896-1897 y, según algunas fuentes, hasta principios del siglo XX. Desde octubre del año pasado hasta una fecha reciente de este año se pudo visitar en ese magnífico edificio una exposición de vestidos de damas del final del Imperio Otomano hasta los primeros años de la República de Türkiye (1923) que tuve la oportunidad de disfrutar con una distinguida personalidad panameña. Actualmente se llama al inmueble Sadberk Hanim Museum, siendo el primer museo en celebrar el centenario del país euroasiático, (y fue el primer museo privado de Türkiye, llamado Sadberk por la esposa de Vehbi Koç) con una muestra de las modas que usaban las mujeres otomanas turcas. La Fundación Koç, que pertenece a una de las familias más poderosas de Türkiye, es ahora la dueña y la ha restaurado con excelencia y preciosismo, guardando todos los códigos de la época, especialmente su elegancia. La exhibición titulada “Elegance from past to future” resalta las transformaciones que tuvo la moda femenina, que empezó cuando se fue occidentalizando el país en el siglo XIX. Recoge importantes momentos como la proclamación de la república, vista desde la cambiante óptica femenina, cuyo papel se modernizó y ganó en derechos. Este importante aspecto de la muestra refleja cómo era y fue cambiando el rol de la mujer en la sociedad a través de los años. En el piso de acceso de la mansión se muestran los vestidos que usaban para grandes festividades, como bodas y fiestas, las mujeres en la época otomana. En el primer piso se aprecian los atuendos que se acostumbraba llevar ya habiéndose instaurado la república.
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El año pasado se culminó la restauración de la emblemática Torre de la Doncella, ubicada en un pequeño islote cerca del lado asiático del estrecho del Bósforo, a 200 metros de la costa de Üsküdar. Conocida también como “Torre de Leandro” desde la época bizantina, fue construida por un general ateniense como estación aduanera para los barcos que llegaban desde el Mar Negro en el año 410 d.C. Al aventurarnos a conocerla por primera vez, nos recibió un día soleado y fresco, que nos permitió ver toda la costa del Bósforo, tanto la europea como la asiática. Su diseño es parecido al de la Torre Gálata y se estima que ésta última fue construida en la misma época. En tiempos de los romanos orientales (año 1110), el emperador Manuel I Komnenos construyó un sitio de defensa en esta isla rocosa, convirtiéndola en un refugio para las flotas venecianas cuya misión era proteger la ciudad del asedio y avance otomano. Una cadena desde la torre hasta el Monasterio de Mengana en Sarayburnu protegía la entrada al estrecho del Bósforo. Una vez constituido el Imperio Otomano, con la conquista de Constantinopla, se reconstruyó la torre de piedra al estilo de un castillo como centinela y cada noche, entre el atardecer y el amanecer, una banda de jenízaros interpretaba canciones. También se convirtió en una tradición disparar cañones en días festivos o cuando un sultán visitaba sus palacios una vez que ascendía al trono. Como su alma gemela, la Torre Gálata, en Karaköy (lado europeo), funcionó como un puesto de control y un faro que orientaba a los barcos que navegaban desde el Mar Negro y el Mar de Mármara en la noche. Entre 1830 y 1831 la torre funcionó como hospital de cuarentena por las epidemias de cólera que pululaban en el siglo XIX. Se estima que murieron treinta mil personas y la reclusión de pacientes en la torre impidió que la peste se extendiera mucho más. Kız Kulesi, –su nombre en turco– es fascinante y misteriosa, y su renovación se hizo con sumo cuidado y ofrece un ascenso a la torre, que sirve de faro, y una cafetería muy agradable. La torre fue destruida en el terremoto de 1509 y sufrió un incendio en 1721. Las murallas que la rodean fueron reparadas en 1731 y 1734, hasta que en 1763 se reconstruyeron en piedra. En 1857 fue transferida a la administración de faros y en 1926 a la Autoridad Portuaria, para ser usada como depósito de gas y faro a la vez. En 1959 la torre también sirvió de estación de radar, para la seguridad de la navegación por el estrecho, por lo cual se iluminaba y en caso de que hubiera niebla, se emitía un pitido. En 1964, la torre servía, además de vigilancia y estación de radar al Ministerio de Defensa, y posteriormente fue transferida a la Autoridad Portuaria, en 1983, y en esos años servía también como depósito de cianuro. Gracias a la iniciativa de la municipalidad de Üsküdar, fue convertida en atracción turística y en 1992 se retiró el cianuro allí almacenado. En 1992 la torre fue usada por poetas que establecieron una “República de Poesía”, posteriormente fue transferida a otra entidad, del Ministerio de Transporte al Comando Naval. Empezó un extenso proceso de restauración en 1995 que culminó en el año 2000, y fue dada en arriendo a una empresa privada que la gestionaba como atractivo turístico. “El mundo nunca es suficiente” *. Después del terremoto de 1999, se le añadieron soportes de acero por precaución. En el año 2020 el Ministerio de Turismo y Cultura la tomó a su cargo y emprendió una extensa restauración que culminó el año pasado. Se dice que es una subordinada de la Torre Gálata y se miran de un lado a otro del Bósforo. SUS LEYENDAS De las múltiples leyendas que existen y quizá la que le hace honor a su nombre es la de un rey y su hija. Una predicción le advirtió al rey que su hija moriría joven, cuando cumpliera 18 años, por una picadura de una serpiente. El rey envió a su hija a la isla para protegerla de la advertencia del oráculo y le enviaba una canasta con alimentos varias veces al día. El día que se había señalado que moriría –el día de su cumpleaños– la hija recibió una canasta de frutas en la cual venía escondida una serpiente, que la picó y como resultado, murió, cumpliéndose así lo que predijo el oráculo. La otra es la de Battal Gazi, el guerrero. Después que un dirigente bizantino lo vio en la orilla opuesta, se alarmó y guardó en la torre sus tesoros y a su hija. Battal Gazi accedió a la torre y se llevó tanto los tesoros como la hija, continuando por el lado de Üsküdar a caballo. De allí se deriva la expresión “Atı alan Üsküdar’ı geçti” que se traduce como “Lo que es pasado, es pasado”. Seyyid Battal Ghazi fue un Guerrero de Anatolia, siendo su padre un gobernador de Malatya. Sus hazañas son parte de la literatura popular de Türkiye. Muchas de sus historias están escritas en estricto rigor mesnevi (proveniente de los Rumi), que históricamente contienen elementos verídicos con contradicciones. Se dice que a los veinte años participó del segundo asedio árabe a Constantinopla en 718 y que su enemigo bizantino se llamaba León, que bien podría ser Leo III, el Isaurio, también conocido como el sirio, emperador bizantino desde 717 hasta su muerte. Éste debió ser el que lo avistó desde la otra orilla. Battal Gazi fue reivindicado como un antepasado de Danishmend Gazi En el poema épico Danishmendnâme, se mezclan las dos figuras, seguramente para reafirmar la presencia del islam en Anatolia, antes de la mítica batalla de Manzikert (ahora conocida como Malazgirt) que tuvo lugar el 26 de agosto de 1071. Ha sido convertido en referente espiritual de cultura urbana y se han rodado varias series y películas en torno a su vida. La leyenda más controvertida es la de Leandro, aunque fue la primera, divulgada por Ovidio, el poeta romano. Según esa leyenda, un joven llamado Leandro se enamoró de una hermosa monja de nombre Hero, que vivía en la torre que era el templo de Afrodita en Sestos, Tracia, en la orilla occidental del estrecho de los Dardanelos. Cada noche, Leandro solía nadar hasta la torre guiado por la luz de Hero. Una noche, cuando nadaba hacia la luz, un fuerte viento apagó la linterna de Hero y el pobre Leandro se ahogó. Cuando su cuerpo fue arrastrado a la torre, Hero estaba tan triste que se quitó la vida. Esa es la razón por la cual la Torre de la Doncella a veces se llama la Torre de Leandro a la memoria de ese gran amor. Como esta leyenda está ligada a la misma del estrecho que está en Canakkale, se le vincula con la de Estambul. La torre de la Doncella sigue allí para todos los que visitan Estambul y quieren encontrar nuevos sitios históricos que visitar, ya remodelada y a la espera de recibirlos. Se llega a ella tomando un bote desde el puerto de Gálata, donde también hay muchos sitios agradables para comer o tomar el típico té. *The World Is Not Enough (titulada “El mundo nunca es suficiente”, es la decimonovena película de la serie de James Bond, y la tercera protagonizada por Pierce Brosnan como el agente del MI6 James Bond 007. La trama de la película gira en torno al asesinato del multimillonario Sir Robert King por el terrorista Renard y la subsiguiente asignación a Bond de proteger a la hija de King, Elektra, que previamente había sido secuestrada por Renard. Durante su asignación, Bond revela un plan para aumentar los precios del petróleo mediante la activación de una fusión nuclear en las aguas de Estambul.