El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), fue creado en enero de 1943 durante el sexenio del presidente, Manuel Ávila Camacho; nace esta institución con la función de: “brindar servicios de atención a la salud; proteger a los trabajadores y sus familias frente a eventos que ponen en riesgo sus ingresos; además de apoyar el cuidado infantil para las madre y padres trabajadores durante su jornada laboral”.
El puesto de Director General del IMSS, desde su creación misma, ha sido otorgada con intereses políticos, y no los principios éticos contemplados en el Juramento Hipocrático que señala: “JURÁIS, conservar el respeto y reconocimiento a que son acreedores vuestros maestros.
Hacer de la salud y de la vida de vuestros enfermos la primera de vuestras preocupaciones. Respetar el secreto de quien se os haya confiado a vuestro cuidado.
Mantener, en la máxima medida de vuestros medios el honor y las nobles tradiciones de la profesión médica. Considerar a los colegas como sus hermanos. No permitir jamás que, entre el deber y el enfermo se interpongan consideraciones de raza, religión, nacionalidad, de partido o de clase.
Tener absoluto respeto por la vida humana desde el instante de la concepción. No utilizar, ni aún bajo amenazas, los conocimientos médicos contra las leyes de la humanidad.
No daré a nadie, por complacencia, un remedio mortal o un consejo que lo induzca a su pérdida. No daré a ninguna mujer un pesario que pueda dañar la vida del feto. Aplicaré los regímenes en bien de los enfermos según mi saber y entender y nunca para mal de nadie”.
Es posible adjudicar que, muchas de las deficiencias del IMSS se deben precisamente a que los directivos, tanto administrativos como líderes sindicales, ignoran este Juramento y conducen esta institución como una empresa en la que ven sus posibilidades de ascenso político y enriquecimiento económico; de ahí que, su principal aspiración es ocupar dos puestos, ya sea diputado o senador; porque en tanto políticos, son buenos para chiflar y tragar pinole, lo que menos les importa son los propios trabajadores y derechohabientes del IMSS.
Por muchos derechohabientes se escucha la frase: “es un vía crucis ir al IMSS, hay médicos que ni levantan la cabeza para mirar al paciente; te proporcionan la medicina que hay en un “cuadro básico”; las filas para la entrega de medicamentos suelen ser larguísimas a grado tal que, la consulta puede durar 20 o 30 minutos y para recoger el medicamento hasta 2 horas, para que finalmente te digan: “no hay tal medicamento, no nos han surtido, venga en dos días”.
Otras expresiones del personal del IMSS, desde afanadores hasta especialistas, son en el sentido de que: “son ya demasiados pacientes para tan poco personal médico”, la realidad lo confirma ya que, en el IMSS el número de la población a atender en sus diversas modalidades asciende aproximadamente a, 22 millones 374,202, agregando a esta cifra, 547,232, mas 11.6 millos en el IMSS- BIENESTAR; en tanto el número de personal del IMSS asciende a 22 millones 133,407 y con unos salarios que no se comparan con los de sus líderes sindicales o directores generales, senadores o diputados, menos aún con los de los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN).
El Director General del IMSS, Lic. en Ciencias políticas, Carlos Zoé Robledo Aburto, quien ocupará otros 6 años el puesto, anuncia con relativa frecuencia sobre la contratación de nuevos médicos y especialistas, pero nada dice de los salarios que se les paga; los otrora mejores salarios que devengaban los trabajadores del IMSS, han disminuido lo mismo que sus prestaciones, en complicidad con los corruptos líderes del Sindicato Nacional de Trabajadores del Seguro Social (SNTSS), como Arturo Olivares Cerda, a nivel Nacional y el Ing. Gilberto Daniel Castillo, de la sección Jalisco, puesto que le heredara su tío, Francisco Castillo Navarro y los que les han antecedido.
Legisladores y ministros de la SCJN, bajo el argumento de que: “Los trabajadores del IMSS NO PUEDEN TENER DOBLE PENSIÓN”; les quitaron de un plumazo su derecho a la pensión de cesantía por edad avanzada, contemplada en el régimen de 1973, quitando prestación en detrimento de su economía, lo que ha provocado con justa razón que, especialistas respetables y reconocidos, se vean en la necesidad de renunciar al IMSS.
Uno de los mayores males que, ni la secretaria del trabajo se a abocado a resolver, es el del pago de salarios realmente justo y equitativos y el otro es que: el silencio, temor, o responsabilidad del personal de IMSS para no manifestarse mediante un paro, huelga, declaraciones públicas, del detrimento en que se encuentran sus derechos labores y la institución misma, mantiene una situación que todos padecemos, pues baste ver las condiciones de los hospitales, la carencia de instrumental, medicamentos, las camas, lo que conlleva al enojo y molestias de los pacientes que arremeten y critican a doctores y enfermeros @(s)
y demás personal de laboratorios, porque a los directores no se les ve nunca en una clínica por los pasillos, visitando consultorios, farmacia, sanitarios, verificando que todo funcione bien, menos veremos jamás al Lic. en Política, Zoé Robledo, Director General, ahí siempre hay “política de puerta cerrada” para el pueblo derecho habiente.
Y como se dice: “en la viña del señor de todo hay”; si no hay una adecuada vigilancia, administración y responsabilidad, quienes carecen de honestidad aprovechan para, literalmente robar medicamentos, tal como ocurrió en el IMSS de Culiacán Sinaloa en el que, cinco “trabajadores”, robaban medicamentos oncológicos y para otras enfermedades, fueron descubierto mediante cámaras de video; cabe preguntarnos en cuantas clínicas se estarán reproduciendo estos actos, sobre todo cuando se ha hecho costumbre decir en las farmacias del IMSS: “este medicamente no lo han surtido venga pasado mañana”, pero curiosamente si urge el medicamento se compra por fuera, o se va al muy reconocido lugar del santuario, en Guadalajara, Jalisco, donde el mercado negro de medicamentos te surten todo, y ahí siempre hay.
Los derechos de los trabajadores, no son de suplicarse, sino de exigirse, porque las leyes, por muy que las aprueben los Legisladores o la Suprema Corte de INJUSTICIAS de la Nación, si van contra el bienestar y beneficio de los mexicanos, no se deben respetar; todas estas autoridades deben de tener presentes que, dependen de todos los trabajadores mexicanos.
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