Por Blanca Nieves Palacios
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9 de abril de 2025
En este 2025, viendo a los chapulines políticos brincando de un Partido político a otro por meras conveniencias personales, la situación política nos remite a tiempos pasados, esos en los que la ambición por el poder era motivo de enfrentamientos entre grupos de mexicanos. Conformarse en Partidos políticos fue la clave para lograr las aspiraciones que siempre han predominado entre personas que se aferran a obtener “triunfos” para vivir holgadamente, disfrutar de placeres que les son prohibidos al mayor número de mexicanos. La bifurcación entre la sociedad de nuestro país tiene su origen justamente en eso, el desear tener mucho y de lo mejor, para derrochar en grande y tener el reconocimiento y hasta respeto, podríamos decir, de aquél otro sector de la sociedad que trabaja en diferentes áreas y gana para vivir medianamente, satisfaciendo sus más imperiosas necesidades con dificultad. No resulta difícil entender el porqué de esas frases, dichas por los mismos personajes que han hecho de ellas su dogma y línea inamovible de comportamiento: “el que no es tranza no avanza”; “un político pobre, es un pobre político”. Estos dos preceptos propios de los millonarios, se han convertido en verdaderos ejemplos a seguir; existen personas que no dudan en ponerlos en práctica, viendo la diferencia entre un político y un narcotraficante y el resto de trabajadores, profesionistas con altos grados académicos o no. Las diferentes estrategias, desde el siglo XVIII al XXI, han cambiado, sí, pero los fines justifican los medios se ha dicho siempre; antes se derrocaba a presidentes de la República, se les exiliaba, encarcelaba o se les asesinaba; las leyes han ayudado a que eso no ocurra y un elegido a la presidencia mediante votos, dura el período marcado por nuestra Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, seis años, haciendo lo que su presidencial gana le da y sin rendir cuentas a la ciudadanía. Un pueblo politizado es difícil de manipular y, aun cuando los gobernantes en turno hablan de que en la actualidad la politización existe, dista mucho de ser verdad, porque lo que predomina es el analfabetismo, la ignorancia y prevalece el antagonismo, reforzado éste con la contradicción en una sociedad en la que los millonarios son apoyados por los pobres, mismos que discrepan y traicionan a aquellos que luchan contra esas diferencias de clases sociales. Desde la instauración del Partido Nacional Revolucionario, desde la cúpula del poder en 1928, para finalmente denominarlo Revolucionario Institucional (1946 - 2000), aceptaba abiertamente esa clase política nacida, formada y crecida en el PRI que, todas sus artimañas, corruptelas, deshonestidades, era una forma de vida que institucionalizó en beneficio de un sector de la población mexicana y que durante más de 70 años fueron toleradas por ese PRI, mediante la impunidad, el autoritarismo, y una brutal represión, que siguieron prevaleciendo tras un cambio de personajes, miembros del Partido de Acción Nacional (PAN). Con la convicción férrea de millones de mexicanos de que, unidos se lograría cambiar esa corrupción, llegó al poder un personaje emanado de las filas del PRI, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), quien declarando su preocupación por más de 50 millones de pobres y con la firme y decidida ayuda de miles de ciudadanos convencidos, formó el Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), al que sin consenso de sus miembros y por voluntad propia AMLO declaró públicamente que: “ahí cabían todo”. No fue mucho el tiempo que transcurrió para que MORENA se viera repleto de todos aquellos políticos corruptos del PRI, PAN y demás Partidos rémoras vividores del erario público, cuyo antagonismo con quienes formaron a ese nuevo movimiento de ciudadanos era feroz e inocultable. El golpe para MORENA ha sido devastador cuando, desde su interior están rompiendo las estructuras de algo que se formó con una gran convicción, esfuerzo y decisión por un verdadero cambio en la sociedad mexicana; la depuración es urgente, empezando por secretarios de estado; castigando a defraudadores salinistas disfrazados de morenistas; diputados y senadores oportunistas, todos ellos deben ser expulsados de MORENA sin contemplaciones de ninguna naturaleza, porque esto: ¡no es fiesta, es una lucha de clases! La opinión del autor no coincide necesariamente con la de Latinpress.es Colaboración especial para LatinPress®. bnpb146@hotmail.com