Núñez Feijóo no se anda con chiquitas, después de que Pedro Sánchez fue designado por Felipe VI como el nuevo candidato a ser investido presidente de España, en su primera aparición pública para opinar sobre el rompe patrias, fue claro: No habrá institución gubernamental o principio democrático que no sea susceptible de ser subastado, asegurando, de paso, que Sánchez cuenta, hoy, con menos apoyos de los que nos ha hecho comulgar.
El problema es que, en esa misma intervención, un poquito más adelante, se despachó asegurando, de manera solemne, que quienes digan que no dan su apoyo Sánchez mienten como Judas cuando se lo han dado hace semanas, entonces, ¿tiene, o no, Sánchez, los apoyos de los que todo el mundo habla?
Continuó serio, mirando pa´bajo y pa´rriba, como cogiendo aire: también mentirán los que han dicho que sin referéndum y amnistía no habrá investidura, a ver, o sea, que aunque no se dieran estas dos exigencias, Sánchez sería investido. Esto es algo confuso, pero creo que tiene razón, el tiempo no da para estas dos grandes noticias. Y, lanzando otro dardo envenenado, dijo que también mentirán quienes han dicho que el referéndum y la amnistía son líneas rojas, o sea, que el Belcebú español aplicará, ahora o dentro de 100 años, ambas exigencias, aunque el presidente en funciones ha dicho que de referéndum nada, de nada. Lo cierto es que aquí todo el mundo miente, bueno, Feijóo no.
El ahora confirmado jefe de la oposición no ha variado su discurso, lo mantiene intacto, tan así es que su secretaria Cuca Gamarra salió por la televisión frunciendo las cejas, arrugando los ojos y estirando los labios porque dos ministros en funciones se habían reunido con Puigdemont, en la embajada de Colombia en Bruselas, para negociar la amnistía. Un par de horas más tarde la misma embajada negaba tal hecho. Eso se llama meter la pata hasta el fondo. Es que todo le sale mal al hombre y, eso que Aznar y Rajoy han desaparecido del culebrón.
Tal es el cúmulo de energía que tiene el gallego en sus adentros, que ha arreciado sus denuncias mundiales contra la presidenta del Congreso, Francina Armengol, acusándola de ser una pelota de Sánchez porque no le puso un tiempo límite de negociación y, a él le impuso un mes cuando le hubiesen bastado 8 días.
Quizá por aquello del exceso de trabajo, olvidó eso de que las malditas hemerotecas existen y que lo guardan todo, por un lado la fecha límite de negociación para Sánchez es el 27 de noviembre, porque de lo contrario se iría a elecciones en enero y, otra cosita guardada por estas bibliotecas del tiempo fue que, cuando salió al público, después de ser declarado el primerito en buscar la investidura, dijo que no se podía obligar a un candidato a negociar en días o en horas porque sería una desigualdad en relación a otros candidatos que tendrían más tiempo y, por último, también olvidó que las conversaciones con el Congreso se escriben y, que en la carta que le envió a Armengol le pedía un plazo prudencial para negociar, recordándole que en otras legislaturas esos plazos habían sido de 24, 33 y 46 días. Que feo es eso de que te pillen llamando a los demás mentirosos.
Ahora, como lo avanzamos hace días, bueno realmente estaba cantado, además de a Sánchez, la bilis conservadora de Feijóo, esto suena a desagradable, también parece dirigirse a sus consejeros por aquello de que cuando tenga una decisión definitiva, hará los ajustes necesarios en su tren. Quizá por ello Bendodo y Gamarra se la pasan dando ruedas de prensa a pleno sol; es mejor irse colorando para que no se note cuando te regresen al gallinero. De tontos ni un pelo.
Mientras tanto pareciera que Feijóo continúa en sus intentos de desajustar el equilibrio institucional, primero con Correos y el secuestro de votos y, ahora con lo de Armengol. Eso de acusar a las instituciones de marionetas no es bonito.
Por último, Sánchez habló sobre la amnistía en el Consejo Europeo Extraordinario realizado en Granada, no dijo mucho pero ha obligado a los del PP a buscar nuevos argumentos de guerra para seguir intentado convencer a algún diputado de que es mejor que hayan elecciones a tener una legislatura con el presidente más apátrida de la historia de España.
Ahora si termino, si Sánchez gana, incluso con mayoría simple, habrá que hacerle el pasillo de los futbolistas cuando ganan la copa, porque el chasquido del sabor a merendados que dejará en algunos se escuchará incluso con tapones en los oídos.