Uno de ellos aseguró, en una de las tertulias de la Sexta Noche, a finales de enero de este 2021, que la inmunización del 70% de la población se alcanzaría en 2025, ahora anda por ahí calladito.
Por esos mismos días, Pablo Casado profetizaba lo mismo que su sumiso tertuliano. Sin embargo, no cabe creer que no contara con datos que pudieran darle mejores pistas sobre la vacunación; no es creíble porque hace unos días, el 18 de agosto, insistía en su vaticinio.
Pablo Casado, dijo que Pedro Sánchez había incumplido su palabra de vacunar al 70% de la población, acusándole de haberse escondido para no dar la cara.
En este caso, como en el primer ejemplo, parece que lo que siempre le ha importado es disparar primero para que la gente escuche el ruido y se asuste, después, como siempre, tras el disparo llega el silencio y, a otro tema mi escudero Teodoro que se acabó la pólvora.
Aunque en ese momento, agosto, era cierto que no se había llegado al 70% (en la pauta completa), sin miedo al ridículo Casado volvió a pensar en su arcabuz desinteresándose que para ese 18 de agosto ya se hubiera superado el 62% de la vacunación con dos dosis.
Trece días después de esas declaraciones, el 31 de agosto, España alcanzaba el 69.5% de vacunación con dos dosis (32.996.436) de su población, es decir, a 3.564 personas del objetivo, 33 millones de españoles. Con una dosis se estaba al 76.8% (36.431.416 millones de personas).
Sería malvado pensar que alguien que aspira ser presidente del país número 13 más importante del mundo, lo que siempre busque sea el éxito efímero.
Dentro de sus eternos noes a todo lo que se mueva, Casado parecía feliz porque el objetivo general no se cumpliera, quizá su pretensión sea como la distancia de los disparos de los arcabuces, a corto alcance, pero hiriendo o matando si es posible.
Es tan desconcertante que le importa un pepino faltar a la verdad, incluso a la televisada desde la Moncloa el 6 de abril por el presidente Sánchez a toda España: “… Tener vacunada al 70% de la población adulta, con pauta completa, a finales del mes de agosto”. Talvez en su Máster en Harvard no le enseñaron a leer entre líneas.
Ahora, cuando se están terminando las vacaciones, respira aliviado, seguro de convencernos del fracaso del plan de evacuación que España montó en Afganistán.
Eso de los 2.206 rescatados provenientes de Afganistán, Estados Unidos, Portugal, la UE, la OTAN y de la ONU, merece otro arcabuz cargado para descargarlo contra el presidente español a quien considera un arrogante por decir que la misión había sido cumplida y, de adueñarse – según Casado - del éxito solo de los militares y diplomáticos, de nadie más.
Nada para las más de 300 personas que la Cruz Roja destinó a la base aérea de Torrejón de Ardoz para realizar los test de antígenos, dar sábanas y alimentos; nada para el grupo especial (GEO) de la Policía Nacional en Kabul, nada para los colaboradores afganos y, nada para la población civil que por iniciativa propia ha recogido alimentos, juguetes y ropa para los refugiados. Menudo estadista el presidente del Partido Popular.
Incluso el rey Felipe VI le pidió a Sánchez que transmitiera el reconocimiento a “todas” las personas que hicieron posible este plan de rescate.
Convencido de que estos dislates le aseguran la silla presidencial a su jefe, el trapisondista real, Teodoro, ya ha lanzado su primer arcabuzazo: “Casado está diseñando sus primeros Consejos de Ministros”.
Esperemos no se le ocurra imitar a Juan Guaidó y pida que se le reconozca como presidente bis.
Eso si es marketing político.