“Si no hacemos chaqueos (incendios), ¿de qué vamos a vivir?”
La frase del cocalero Morales es, para comenzar, una admisión de culpa: se identifica como el jefe de los que están quemando los bosques nacionales.
Luego viene a revelar, para muchos bolivianos, que los incendios de los bosques son un negocio del que viven los compañeros, o hermanos, del cocalero.
El mensaje más profunde que envía el cocalero es que su obra, aquello por lo que decidió entrar a la política, se ha consumado: ahora lo controla todo, absolutamente todo en Bolivia.
Por eso se da el lujo de decir, de frente, que su negocio es quemar bosques, y quizá por algún cálculo no nos dice que quiere quemar el país entero.
Si hubiera una justicia que no sea la suya, este sujeto tendría que ser sometido a un juicio, por supuesto que ordinario, que le corresponde plenamente, en todo sentido.
Pero la justicia boliviana está a su servicio. Lo ha logrado.
Acaba de pedir, por las redes sociales, que “sus” jueces no renuncien, porque los necesita para éstos y otros afanes, todos ilegales.
Sabe que no debe ocuparse de la policía, porque también la tiene controlada. En realidad, ha destruido a la policía, a tal punto que hay un comandante preso, otro con precio por su cabeza.
En estos días, tres policías han sido capturados por la FELCN con seis kilos de droga.
El plan estaba perfecto. El arma de conquista, el caballo de Troya para entrar y conquistar la conciencia de los policías, era la droga. Éxito total.
Las FFAA están igualmente controladas. Tienen comandantes sin los méritos ni las calificaciones necesarias. Michi en la bolsa.
Y está a punto de lograr que los medios de comunicación no molesten. Sólo le queda comprar dos diarios para tenerlos a todos. De la Tv no tiene que preocuparse. Los hermanos millonarios que tiene se han comprado todos los canales y las redes.
Ha controlado el gobierno para ponerlo al servicio de sus intereses. Y ha tenido total y completo éxito.
El propio INRA ha admitido también, en este concurso de cinismo lanzado por el capo, que las tierras quemadas son entregadas a “pueblos originarios” exclusivamente de otras regiones.
Es más, se sabe que la concesión de tierras es definida antes de que se produzcan los incendios, con los “interculturales” y todo el ejército de asaltantes de tierras que maneja el cocalero.
Todo está fríamente calculado y definido. Los incendios incluyen parques nacionales y “áreas protegidas” porque de esa manera el gobierno tiene el pretexto para entregar esas tierras a pesar de que se llaman “protegidas”.
Sólo le falta decir que dentro de poco podrá informarnos que ha terminado de destruir Bolivia. Quizá le falte poco.
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