Tal vez, es mucho suponer, pero eso de que Biden haya enviado una Comisión a Venezuela para negociar la compra de petróleo, suena a que “el proceso” tiene para rato.
Esa sería la primera lectura, la rápida, puesto que debemos esperar a leer cómo queda la letra pequeña.
Por el momento, lo que ha llamado la atención, es el mostrado coraje estratégico revolucionario, ha sido firme desde el inicio de las negociaciones, dejando libre, tres días después de la visita, a dos de los seis presos norteamericanos. Eso, para que se enteren, diría por debajito Diosdado Cabello.
En todo caso, esa aguerrida izquierda chavista parece que tiene menos melena que un león de zoológico y, que la mayor democracia del mundo, de ejemplar, otro tanto.
Otra lectura es, qué pasará con los asesores militares cubanos en Venezuela, unos 20 mil decía Luis Almagro en 2019, algo habrá que hacer con esos revolucionarios sin herir las relaciones con Cuba, pero eso de seguir dando clases para autentificar al bolivarismo y militarizar a Maduro, como que tiene fecha de caducidad.
También están las relaciones con Rusia y China. Del primero, una vez se conozcan cuáles son las sanciones que Estados Unidos perdona a Venezuela, no creo que haya un apostador que lance un envite a su favor.
Parece claro que, dentro de esas letras pequeñas, saldrá alguna que obligue a tomar partido por la democracia estadounidense o, el ser un instrumento simbólico de la influencia rusa en las Américas.
Sobre China, eso es otra cosa, ahí hay mucho dinero y estrategia de por medio. Según The Dialogue, desde 2007 hasta 2016 Venezuela ha recibido más de 62 mil millones de dólares en inversiones destinadas al sector del petróleo. Muchos de esos préstamos el Estado venezolano los está pagando con barriles de petróleo. Así que pensar que China dejará a Venezuela como si nada, pues como que no.
De tal manera que el hombre de los pajaritos no estaba tan aislado y, Estados Unidos ni tan cabreado. La guerra por la democracia se ha resumido en unos barriles de petróleo, así, sin más.
Otra de las importantes letras pequeñas es aquella que hablaba en 2020 de los 15 millones de dólares de recompensa que daba Estados Unidos a quien capturara a Maduro y, lo entregase a las autoridades; dijeron que lideraba un gobierno narcocriminal, nada más y nada menos. 0j0, por el hijo de Chávez daban eso, pero había más gente en el saco, hasta 13 más se contaron, llegando a ofrecerse 55 millones de dólares.
Pues de aquellas bridas en las muñecas, cintas americanas en la boca y paños negros en los ojos, se ha pasado a los abrazos. Así se construye el mundo de los civilizados: Dando y dando.
Ahora Maduro anda por ahí feliz, incluso ha subido el salario mínimo a 39 dólares, lo comunicó en una especie de mitin, casi bailando salsa: Ahoooraaaa, llegooooó el momentooooo. Aprobadoooo, meeeedioooo petroooo… taca, taca, taca, taca, taca, tacatá, taracatá.
Tampoco podemos olvidarnos de otra lectura obligada: cómo estará el corazoncito de Juan Guaidó.
De ser tratado como presidente bis, ha pasado, de un plumazo, a sentarse en el banco, debe sentirse como si tuviera cemento en los pies y lo mandaran a competir en una piscina olímpica.
Qué cuál será su futuro, de momento no es presidente ni negociador, más bien parece haber entrado en un profundo luto con reconcomio porque nunca pensó que le obligarían a abrir los ojos de esa manera.
Así que Guaidó debe estar comiéndose hasta las orejas, a nadie le gusta que lo ninguneen y, a él, es exactamente lo que le han hecho; de golpe y porrazo Norteamérica y Europa, le quitaron todos los galones. Vamos, que se quedó sin financiadores.
Una lectura, más prosaica, es la de que uno de los dos se ha bajado los pantalones, pero algunos dicen que la Comisión no es una consecuencia de la guerra de Ucrania, sino una respuesta a la política de Trump. Así quéee.
En todo caso, la infinita alegría de Maduro le ha llevado a retomar el discurso de repotenciar la exportación del oro, aluminio, gas, hierro, cobre y, carbón; por sus ojos los dólares deben estar pasando a montones; pero por los de Biden, además del petróleo, el derecho a actuar unilateralmente, como diría Clinton, si sus intereses vitales, como los suministros energéticos, están en peligro.
Otra letra pequeña, es la capacidad real de venderle a Estados Unidos unos 700 mil barrilles al día, el 3% de sus importaciones y, el 1% de su consumo, lo que supone unos 21 millones de barriles al mes, 250 millones al año. No es una minucia.
El del chándal infinito ha asegurado que para finales de año Venezuela exportará 2 millones diarios, es decir, no tiene fecha para el suministro inmediato a Estados Unidos, salvo que unos miles de millones de dólares lleguen a PDVSA, si así fuese, algunos creen que el país con las mayores reservas petroleras del mundo está en capacidad de producir 1.2 millones de barriles al día de manera inmediata.
Otras lecturas que deben hacerse son las elecciones con observadores internacionales, la eliminación de embargos y, la influencia sobre terceros.