Marbella: El Comentario de la Semana 286
Marbella, entre récords de empleo, burbujas de lujo y protestas ciudadanas con sabor a sardina.
Por José Antonio Medina
Mientras 400 escolares saltaban entre pistas ecológicas para celebrar el Día del Medio Ambiente, bien por Diego López, otros tantos adultos saltaban entre cifras de desempleo, precios de alquiler y una realidad que ni el mejor filtro de Instagram puede disimular. Sí, Marbella sigue vendiendo sol, lujo y exclusividad... pero con cada rayo de sol, hay una sombra de desigualdad que no se va ni con una cañita y un par de espetos. En el capítulo de “cosas que funcionan”, el paro cae casi un 11% interanual. Pero las mujeres, que aún representan el 62% del desempleo, continúan tirando del carro. Se aplaude la reforma laboral de 2022, esa que el PP no apoyó y que ahora algunos ven como el Ferrero Rocher del mercado laboral: redonda, brillante y difícil de conseguir. Pero claro, ¿de qué sirve tener trabajo si no puedes permitirte vivir aquí? Comprar un piso roza los 500.000€, alquilar uno te deja sin vacaciones... ni vida. Una casa cuesta de media 2,3 millones, pero tranquilo: puedes alquilarla por apenas 8.560€/mes. ¡Una ganga para cualquier CEO con jet privado! En la Plaza de los Naranjos, la protesta por la vivienda no fue precisamente un desfile de glamour. Izquierda Unida acompañó a los manifestantes, que señalaron a Ángeles Muñoz por priorizar los áticos con vistas al mar en lugar de los techos con goteras del residente medio. Spoiler: nadie gritó “¡viva el Plan Urbanístico!”. En turismo, Marbella sigue siendo la reina del postureo, pero no del volumen. Málaga y Benalmádena le ganan por goleada en viajeros y noches de hotel. Eso sí, Marbella tiene el dudoso honor de ser la ciudad con el precio medio de habitación diario más alto: 303,4€. ¿Qué incluye? Café con leche a 7€ y miradas de juicio si llevas chanclas. Por último, las playas. El Gobierno central ha dado luz verde al proyecto para estabilizar las de Marbella... Isabel Pérez está feliz aunque las de San Pedro Alcántara tengan que esperar otro ratito. Allí, la arena sigue yéndose más rápido que las promesas políticas. Para OSP, esto no es una cuestión técnica, sino casi poética: el olvido administrativo tiene forma de ola.