Por INE
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19 de abril de 2025
Marbella. - España cerró 2024 con una tasa de paro del 10,61%, una cifra que, aunque moderadamente optimista tras años de recuperación económica, oculta marcadas disparidades entre sus comunidades autónomas. En los extremos del espectro, Andalucía y Navarra ilustran realidades laborales profundamente distintas. Andalucía, presenta un peso estructural de desempleo del 15,76% de paro. La comunidad lidera el ranking nacional en desempleo, presentando una cifra casi cinco puntos por encima de la media nacional y acercándose a 3 veces más que la de Navarra (6.6%). La situación es especialmente dramática entre los menores de 25 años: un 36,24% de paro juvenil que evidencia las dificultades de inserción laboral en una región donde los sectores tradicionales (como la agricultura y el turismo estacional) no absorben suficiente mano de obra joven cualificada. La brecha de género tampoco es menor: 18,16% de paro femenino frente al 13,73% masculino. La Comunidad Foral de Navarra mantiene la tasa de paro más baja del país (6,6%), menos de la mitad que Andalucía. También es la única región donde el paro entre mayores de 55 años se desploma hasta un inédito 3,01%, lo que sugiere un tejido laboral que respeta la experiencia y fideliza a sus trabajadores, mientras que en Andalucía encontramos en ese tramo de edad una tasa del 14.25%. Incluso entre los jóvenes —tradicionalmente el grupo más vulnerable—, Navarra mantiene cifras manejables: un 21,73%, muy por debajo del promedio andaluz o extremeño (36.24% y 24.67% respectivamente). El Talón de Aquiles español. El dato más alarmante del informe del INE no es solo cuánto desempleo hay, sino quién lo padece. Los menores de 25 años siguen siendo los grandes damnificados del mercado laboral español, con una tasa nacional del 24,9%. Esto significa que 1 de cada 4 jóvenes activos está desempleado, una cifra que no solo supone frustración personal y pérdida de talento, sino también un riesgo estructural para el crecimiento económico a medio plazo. La juventud andaluza (36,24%), asturiana (33,68%) y valenciana (27,72%) sufren con especial crudeza esta realidad, mientras que regiones como Madrid (17,77%) y Aragón (18,8%) ofrecen un relativo respiro si se comparan con los datos anteriores, probablemente gracias a una mayor diversificación económica y tejido empresarial más dinámico. La población en riesgo de pobreza o exclusión social (tasa AROPE), nos señala que en 2024 España tenía una tasa del 25,8%. Esta cifra engloba tres dimensiones: ingresos insuficientes, carencias materiales y baja intensidad laboral en los hogares. Andalucía (sin incluir Ceuta y Melilla) tiene la tasa más alta de España con el 36% siguiéndole Castilla-La Mancha con el 34,2%. En el extremo opuesto, las comunidades con mejores resultados son el País Vasco con la tasa AROPE más baja de toda España, el 14,8%, Illes Balears (16,2%) y Navarra (18,3%). ¿Hacia dónde vamos? Una primera radiografía del paro en España revela una fragmentación laboral territorial y generacional que exige soluciones urgentes, sin embargo, las cifras de Navarra, Aragón o Cataluña muestran que es posible reducir el desempleo a niveles sostenibles.