Es larga la historia entre Estados Unidos de Norte América (E.U.) y México; no podría ser de otra manera, pues somos vecinos y lo seremos por toda la eternidad, nos han saqueado hasta la saciedad y parece no tener fin.
México ha sido saqueado por siglos, por diferentes países, lo mismo que otros países de América Latina, cuánta razón tenía Nemesio García Naranjo (1883-1962) al decir: “pobre México tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos”.
Los embajadores estadounidenses aquí en México han considerado a nuestro país como algo de su propiedad, tan es así que, mucha injerencia han tenido en los despojos territoriales de los que hemos sido objeto; despojos avalados por circunstancias diversas, por propios mexicanos; al actual embajador, Ken Salazar, apodado por la vox populi “el metiche” ya le dio la Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo (CSP) su, “estate quieto”, porque andaba de secretario en secretario, gobernador tras gobernador y líderes de partidos haciendo su labor de zapador, en beneficio de su país, por supuesto.
En la actualidad los gobernantes de E.U. han culpado a los mexicanos de todos sus males, empezando con el ingreso que, migrantes de manera legal o ilegal intentan hacer su país; nos culpan de los altos porcentajes de fallecimientos de sus ciudadanos, debido a la adicción a drogas lícitas e ilícitas que han venido adquiriendo, sin mencionar que, desde hace muchos años atrás ser enviados a guerras que los mismos gobernantes provocan y abasteciendo a esos jóvenes soldados de enervantes a fin de soportar los horrores de sus guerras.
Parecen olvidar que, quienes iniciaron el cultivo de marihuana y amapola aquí en México, fueron agricultores cuyas siembras eran de maíz, frijol, trigo, ajonjolí, alfalfa, tomate, arroz y muchos otros productos alimenticios y, el mismo gobierno mexicano a petición de gobernantes de E.U. debido, al ofrecimiento de mejores precios, cambiaron de producto.
No había prohibición alguna para la exportación, y los carros cargados que bajaban de la sierra con esas nuevas cosechas venían custodiados por ¡soldados!; de ahí nace esa fructífera relación entre militares y los hoy nombrados narcotraficantes.
El fentanilo (fármaco derivado del opio), cuya potencia es mayor que la morfina y que ellos han utilizado de muchos años atrás como analgésico, es el que tantas muertes ha provocado ahí en su país como en el nuestro y, donde más se produce es en otro triangulo dorado, pero no de México, sino al lado sur asiático: Afganistán, Siria, Holanda, Ámsterdam, Bélgica, Rotterdam y ahí mismo en E.U.; pero solo a México acusan de su desgracia.
No escuchamos que de otros países o en el propio, hayan detenido a grandes capos de la droga, o si han desmantelado cárteles de los países bajos, o de los ya mencionados, pero sí se toman la atribución, de detener a mexicanos que por años se han dedicado a la venta y exportación de esos dañinos productos y, los convierten en verdaderos traidores que, por salvarse de muchos años de encarcelamiento son capaces de denunciar hasta su propia madre.
No es esto una defensa a quienes han desviado el camino y han infringido nuestras leyes, nuestra exigencia como ciudadanos es que, no deberían permitir nuestras autoridades esa “justicia ajena” de E.U. que la aplican a su gusto y conveniencia, pues cada vez se menciona México a fin de poner fin al contrabando de drogas, dicho esto por miembros de la oposición del actual gobierno emanado de un Partido diferente al suyo, o sea del
Partido de Acción Nacional (PAN) y el Partido Revolucionario Institucional (PRI)
Los mexicanos nos seguiremos preguntando, ¿porque nuestro ejército mexicano no ha utilizado sus recursos con los que cuentan y nos presumen en los desfiles, para poner fin a esta degradante y atemorizada situación ensangrentada en la que vivimos?
Si Sor Juana Inés de la Cruz viviera, esto dijera: “E.U. necio que culpáis a México sin razón sin ver que sois responsable de lo mismo que culpáis”.
Saludos conciudadanos.
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